Investigación

Torres Cabrera, autor ‘oculto’ del Bellas Artes

José María Palencia llega a esta conclusión a través del análisis de la relación de Enrique Romero de Torres y Ricardo Martel

El IX conde de Torres Cabrera fue el vendedor de sesenta dibujos y dos cuadros que entraron por adquisición en el Museo de Bellas Artes de Córdoba

El IX conde de Torres Cabrera fue el vendedor de sesenta dibujos y dos cuadros que entraron por adquisición en el Museo de Bellas Artes de Córdoba / rafa alcaide

EFE

Una investigación del historiador de Arte José María Palencia ha atribuido al IX conde de Torres Cabrera, Ricardo Martel y Fernández de Córdoba (Córdoba, 1832-1917), el origen de sesenta dibujos y dos cuatros que entraron por adquisición en el Museo de Bellas Artes de Córdoba en 1917 y que hasta ahora no habían podido ser asignados a ningún propietario anterior a su llegada a la pinacoteca.

Palencia, asesor técnico del Bellas Artes cordobés, ha llegado a esta conclusión a través del análisis de la relación de Enrique Romero de Torres, conservador, primero, y director, después, de la pinacoteca, con Ricardo Martel, del que fue asesor artístico, al igual que de otras personas, aunque «especialmente del Conde de Torres Cabrera».

En una entrevista con EFE, José María Palencia ha explicado que la documentación que existe tanto en la Diputación de Córdoba, propietaria originaria del edificio del inmueble donde se ubica la pinacoteca, como en el propio museo no determinan el origen de la adquisición de estas piezas. En cambio, los sesenta dibujos, ha precisado, «entran en un momento en que la documentación sí decía que entraban otros dos cuadros que sabemos que estaban en la colección del conde, porque procedían del Convento de los Mártires, de donde él era patrono».

Origen de las pinturas

Se trata de Martirio de San Pedro de Verona y Santo Tomás de Aquino, de Juan de Peñalosa (Baena -Córdoba-, 1579-Astorga -León-, 1633), «pinturas que se encontraban en el presbiterio del ex convento ya derribado de los Mártires» y que Ricardo Martel pudo sacar tras la Desamortización del inmueble en 1836 y antes de su demolición en 1854 con motivo de la ampliación del Paseo de la Ribera desde el Molino de Martos hasta el Campo Madre de Dios.

En el trabajo de investigación, Palencia explicita que la Ermita de los Santos Mártires de la Ribera es «la principal contribución», de Martel y Fernández de Córdoba al «patrimonio histórico» de la ciudad fue la construcción, «en comandita con el Ayuntamiento sobre terrenos de su propiedad que habían pertenecido al desaparecido convento de los Santos Mártires del Río» de la Ermita de los Santos Mártires.

El conde de Torres Cabrera pudo salvar los cuadros que luego vendió al Museo de Bellas Artes de Córdoba porque «su familia era poseedora de los derechos de patronazgo sobre la capilla mayor de dicho convento, circunstancia por la cual se le permitió que, antes del derribo, se llevase a su casa los grandes cuadros que todavía quedaban en él», según explica José María Palencia en su estudio. Además, ha concretado, existen «una serie de cartas entre el conde y Enrique, que permanecen en la colección Romero de Torres», adquirida por la Junta de Andalucía en 1988 a María Romero.