Artista: Sinfonity

Lugar: Teatro de La Axerquía                                                                              

Viernes, 9 de julio de 2021

Primer concierto en el Teatro de La Axerquía de esta celebrada 40ª edición del Festival de la Guitarra de Córdoba. Con una tímida entrada, el maestro de ceremonias, director y líder de la formación, Pablo Salinas, y los ocho guitarristas que le acompañan en esta nueva gira de Sinfonity mostraron, por tercera vez en este festival, los avances en originalidad y empecinada asunción de riesgos que supone un espectáculo de estas características, algo que lleva cuajando varias décadas en la mente de su creador. En concreto, desde que la actriz Blanca Portillo le encargara, hace varias décadas, algo “moderno e iconoclasta” para la banda sonora de una obra teatral. La experiencia y el firme arrojo artístico de Salinas, que confesó sus también 40 años en esto, dieron merecida continuidad hasta hoy a un proyecto tan descabellado como nuevo que sigue su curso con un encomiable tesón.

El pasado viernes pudimos presenciar, por una parte, una nueva dosis de eclecticismo sonoro en cuanto a un repertorio en el que aparecen Chopin, Bach, Rossini, Falla o Albéniz, así como Mancini, Duke Ellington, Paco de Lucía, Chick Corea o La Guerra de Las Galaxias, por ejemplo, en una coctelera que quizás habría que agitar más. Por otra, un osado e impresionante alarde técnico que conjuga una guitarra que pretende emular a Freddie Mercury con un engendro “baterístico” que puede recordar a los robots de Pat Metheny o a la “paleta” de Roy Wooten, de Los Flecktones de Béla Fleck, y todo ello con una importantísima cobertura previa a nueve guitarras compactando en complejidad, sin contar la intervención del guitarrista invitado, Alfonso Linares, que quizás mereció más papel e hilo conductor. Todo este esfuerzo técnico, ilusión y trabajo para preparar un espectáculo de este calibre no dejó indiferente a nadie, tanto a deslumbrados como a detractores, lo que ya habla de una valentía muy singular, quizás el mejor ingrediente de la propuesta de Salinas y su banda de 2021. Las 17 guitarras de 2013 se han quedado en 9, pero bastan para sonar como una orquesta en la que parecen adivinarse violas, vientos u órganos.

El concierto de Sinfonity tuvo momentos de gran brillantez, pero esa entretenida heterogeneidad que pretende abarcar tantos frentes parece ser la misma que podría llegar a restarle algo de continuidad a un menú muy rico en sabores que merecen degustarse sin sobresalto.

En cualquier caso, estamos ante una propuesta diferente y muy meritoria, hecha a imagen y semejanza de su creador, un guitarrista, pianista y compositor con experiencia en todo tipo de lances musicales que ha encontrado su personal mezcla de colores y lo muestra y explota junto a otros ocho grandes profesionales salvando con éxito el considerable grado de dificultad que entraña llevarlo a cabo.