El Festival de la Guitarra de Córdoba vuelve para celebrar su edición número 40. Había ganas de Festival después de la necesidad de aplazamiento de esta celebración que se había preparado con varios estrenos y homenajes. El público, con todas las medidas de seguridad y la limitación de aforo, fue partícipe de esta celebración con entusiasmo. Reencuentro de caras conocidas (a pesar de las mascarillas), de asiduos a los conciertos del Festival y del mundo de la guitarra. Es emocionante ver de nuevo la figura de la guitarra en el Gran Teatro, con el logo del Festival al fondo, junto con la Orquesta de Córdoba.

Tuvimos ocasión de presenciar el estreno absoluto de la obra de Juan Manuel Cañizares Concierto Mozárabe, obra en la que la guitarra flamenca se funde con la música sinfónica de la orquesta, como amalgama de ritmos y culturas presentes en la herencia musical del flamenco.

Esta obra, de encargo para la ocasión, es la tercera para guitarra y orquesta de Cañizares, que hace las veces de compositor y de intérprete, todas ellas presentes en anteriores ediciones del Festival con la Orquesta de Córdoba. En sus tres movimientos trata de convertir en música las diversas culturas que convivían en Córdoba, de ahí el título elegido Mozárabe. Toda suerte de ritmos y compases, melodías y melismas, escalas y rasgueos, aparecen imbricados entre la guitarra y la orquesta, siempre desde el punto de vista del sentir flamenco. Se combinan así pasajes de frescura rítmica con momentos de gran sensibilidad. Se hace notar la experiencia de las anteriores composiciones y de la interpretación en varias ocasiones del Concierto de Aranjuez con orquesta. Establece así un tratamiento en la orquestación bastante melódico, con diálogos entre la guitarra solista y los instrumentos de viento madera, así como con el arpa. Aunque no faltan los momentos de fuerza de los acordes combinando la guitarra flamenca y la orquesta, en los finales de los movimientos primero y tercero.

La otra obra con presencia de la guitarra, y nada menos que cuadro, fue el Concierto Andaluz de Joaquín Rodrigo. Es este concierto uno de los pocos ejemplos para esta formación con cuatro solistas iguales. Los guitarristas interpretan de memoria y demuestran complicidad entre ellos. En esta obra es difícil equilibrar los ritmos y las escalas entre los solistas y con la orquesta. El cuarteto está formado por los profesores y concertistas andaluces David Martínez, Francisco Bernier, Antonio Duro y Javier Riba.

Para completar el concierto la orquesta nos ofreció dos obras con nombre de Pavana, de compositores franceses. Pavana de G. Fauré y Pavana para una infanta difunda de M. Ravel. En ellas la orquesta se vio liberada del seguimiento de los solistas, y sirvieron de contraste entre las composiciones con marcado carácter andaluz.