Un excepcional encuentro entre Pere Gimferrer -alma mater de los Novísimos españoles- y Nanni Balestrini -único superviviente de los Novissimi italianos- abrió ayer la 15ª edición de Cosmopoética, a través de un diálogo en el que ambos autores rememoraron las vanguardias rupturistas de sus respectivos países en los años 60 y 70 del pasado siglo, sus causas y porqués. Moderado por Juan Carlos Reche, director del Instituto Cervantes en Roma, el debate giró en torno a ambas corrientes poéticas, que tienen en común la ruptura con todo lo anterior, aunque de maneras muy distintas, entre otros factores, porque las situaciónes políticas y sociales de Italia y España también eran muy diferentes.

Los Novissimi nacen en 1961, pero ya había una especie de caldo de cultivo a final de los años 50 que recoge a los autores que nacieron después de la guerra, en los años 30. «Estos poetas no sufrieron el fascismo y se encuentran con una Italia que estaba cambiando, dejando de ser un país básicamente agrícola para pasar a la industrialización a mitad de los años 50, tras la destrucción que provocó la guerra», señaló Balestrini, que explicó que la consecuencia fue «un éxodo del sur al norte» que dio lugar a «la unificación del lenguaje» en un país hasta entonces dominado por muchos dialectos. «Esa generación toma el relevo del cambio social y del lenguaje, porque el de los escritores anteriores era distinto, más arcaico y clásico, mientras que este grupo tiene en cuenta la nueva sociedad y este lenguaje», que hicieron «literario», bebiendo de las grandes vanguardias europeas, muy poco conocidas entonces, continuó el poeta italiano.

Diez años más tarde, en España surgen los Novísimos, un nombre inspirado en el grupo italiano, aunque la situación «era muy distinta a la descrita por Balestrini en Italia», señaló Gimferrer, que añadió que nuestro país «vivió un periodo de autarquía y aislamiento y una industrialización bastante salvaje en la que se plasmaban ideas del fascismo». «La guerra civil española tuvo un final único en Europa al sobrevivir un régimen fascista que derivó en una dictadura, hubo un exilio de poetas y se produjo una regresión estética respecto a la poética que se hacía en España en el año 36», prosiguió el poeta catalán, que explicó que «los Novísimos éramos, más que una generación, una serie de poetas con afinidades en torno a la poesía española anterior al 36 y a la de otros países» y «un punto de partida que quería dar indicios de un cambio respecto a la estética de las generaciones anteriores».

En cuanto a la función de la poesía, Balestrini señaló que «el cambio social no puede dejar de ser un papel importante de la poesía, aunque el papel del lenguaje poético es distinto al de la función comunicativa».

«Luchábamos contra el lenguaje impuesto por el Partido Comunista en Italia, que propugnaba que una obra tenía que tener un empeño político, y nosotros pensábamos lo contrario, la literatura debía ser autónoma y capaz de gestionar un propio lenguaje. La obra tenía que responder a criterios estéticos, lo que no quería decir que no pudiera tener una carga política», prosiguió el italiano. Por último, ambos se refirieron a la poesía actual, de la que Gimferrer dijo que «no constituye un bloque uniforme», con lo que estuvo de acuerdo Balestrini, que señaló que «hay individualidades estéticas, pero no un grupo». El broche de oro a la inauguración de Cosmopoética lo puso la cantante Zahara, que fusionó versos y música, deleitando al público en el Teatro Góngora con un recital en el que incluyó algunas de sus mejores canciones y otras menos conocidas.