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La meta

Cruces de piedra, instrumentos musicales, objetos de todo tipo y recreaciones del cielo, de la catedral de Santiago o el lugar mágico y secreto de un alquimista construyen un mundo donde la religión se convierte en una excusa, ya que el camino es la realización del ser humano, la meta para alcanzar lo inalcanzable, el largo sendero del iniciado para conocerse a sí mismo, para luchar contra los convencionalismos y contra las dificultades de la vida. La meta no es inalcanzable.

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