La presentación de una nueva edición del libro 'Desaparecidos. La represión franquista en Rute (1936-1950)', del historiador Arcángel Bedmar, llenó el salón de actos del CEMAC, dentro de las Jornadas de Memoria Histórica. Un volumen que duplica en páginas a la anterior edición que data de 2007, aportando también nuevos documentos gráficos. “No se trata de abrir heridas, sino cerrarlas”, explicó Bedmar, ante las reticencias aun existentes de no indagar ni estudiar esta parte de la historia local. “El olvido no cura los males”, añadió.

Durante el periodo estudiado en el libro, en Rute perdieron la vida por la represión franquista 53 personas, más otras siete que murieron en las cárceles. También hubo abusos y humillaciones, como las padecidas por las mujeres rapadas y purgadas con aceite de ricino, además de paseadas por el municipio para su escarnio. “Ver un salón repleto de público tiene mucho significado”, reconoció el alcalde y presidente de la Diputación, Antonio Ruiz, para quien están más que justificadas estas Jornadas de Memoria Histórica, que buscan “la verdad, la justicia y la reparación”. Tanto Ayuntamiento como la delegación de Memoria Democrática de Diputación, han participado en estas jornadas, porque “desde las instituciones tenemos el deber de contribuir en esa reparación”, añadió Ruiz.

Arcángel Bedmar, autor de libro; Antonio Ruiz, alcalde de Rute; y Ana Lazo, concejala de Cultura Padilla

Con la publicación del libro de Arcángel Bedmar “se da visibilidad a los que perdieron, que son parte de la historia”, reconoció la concejala de Cultura, Ana Lazo. “Para estar del lado de las familias del bando perdedor” que durante décadas no pudieron escribir esa parte de la historia, dijo. Lazo destacó “el rigor y la investigación profundísima” realizada por Bedmar. Acto que contó con el testimonio directo de tres familias de fusilados por el bando franquista, hablaron sobrinos y nietos como Araceli Vinuesa, José Jurado o Puri Cobos.

Además de una mesa redonda en la emisora municipal, las jornadas finalizaron con el homenaje a Juliana Sánchez, hija de Vicente Sánchez Montes, barbero ruteño fusilado y arrojado a la fosa común del cementerio de San Rafael, de Málaga. Durante años ha sido ejemplo en la recuperación de esta memoria histórica. “Pertenecen a esa clase de héroes humildes, que luchan, resisten y no ganan”, dijo Pascual Rovira, involucrado desde hace décadas en dignificar a los familiares de los desaparecidos ruteños.