El convento de Santa Clara de Montilla, uno de los conjuntos patrimoniales más importantes de Andalucía, abrirá sus puertas al turismo y a iniciativas socioculturales gracias al «histórico convenio» suscrito este lunes entre el alcalde de la localidad, Rafael Llamas, y María Jesús Blanco, abadesa de la congregación de las hermanas clarisas franciscanas que habitan este cenobio edificado en el siglo XVI por mandato del primer marqués de Priego y declarado monumento histórico-artístico de carácter nacional, así como Bien de Interés Cultural (BIC).

El acuerdo de cesión permitirá «dar respuesta a las necesidades de conservación» que presenta este enclave -en el que existen algunas zonas «irrecuperables»-, gracias a la puesta en marcha de un espacio museístico que abriría sus puertas en el año 2025, coincidiendo con el quinto centenario de su fundación a manos de María Jesús de Luna, hija menor del primer marqués de Priego.

«Este convenio es muy importante para la comunidad, porque somos conscientes del patrimonio que alberga el convento y cuyo mantenimiento no podemos asumir», reconoció María Jesús Blanco, quien se mostró confiada en que este acuerdo permita «recuperarlo y ponerlo al servicio de los ciudadanos».

Espacios afectados

Con este objetivo, el Ayuntamiento redactará un proyecto dirigido a la recuperación y consolidación de los espacios que han sido objeto de cesión en el convenio: las naves situadas junto a las calles Pozo Dulce y Benedicto XIII, anexas a la capilla del Padre de Familias, una imagen imagen del siglo XVI que presidió el Concilio de Trento entre 1545 y 1563.

«Hoy es un día importante para Montilla porque, gracias a la responsabilidad de las hermanas clarisas, va a ser posible recuperar una pieza importante de nuestro patrimonio y de nuestra propia identidad», subrayó Llamas que, asimismo, destacó el «papel protagonista» que las religiosas tendrán en el desarrollo del futuro proyecto cultural que se desarrolle en estos espacios que, anunció, «se incorporarán a la zona que ya es visitable dentro del convento».

Algunas partes del cenobio amenazan ruina. FOTO: JOSÉ ANTONIO AGUILAR

Los primeros pasos para favorecer la cesión de parte de las instalaciones del convento de Santa Clara -y, de este modo, evitar su deterioro- comenzaron en el año 1991. Desde entonces, el Ayuntamiento de Montilla y la comunidad de las hermanas clarisas franciscanas han trabajado para hacer posible la conservación de una de las joyas patrimoniales de Montilla, no solo por su arquitectura sino, además, por los tesoros que alberga y que, dada su titularidad privada, no permitía una intervención con fondos públicos.

Finalmente, y tras la cesión suscrita ayer, el Ayuntamiento de Montilla actuará a través de la Estrategia de Desarrollo Sostenible (Edusi) Imagina Montilla, financiada con Fondos Feder en el marco del Programa Operativo Plurirregional de España (POPE) 2014-2020, y con un plazo de ejecución previsto para el primer semestre del año 2023.

Uno de los patios interiores del convento. FOTO: JOSÉ ANTONIO AGUILAR

Del siglo XVI

La construcción del convento, a principios del siglo XVI, se enmarcó en el complejo palaciego de los marqueses de Priego, entre los que destacan las figuras de Pedro Fernández de Córdoba y su hija Catalina, a quien se debe la fundación de la orden femenina.

En su origen, el edificio estuvo destinado a convento franciscano, pero poco tiempo después se transformó en convento de las hermanas clarisas franciscanas. La construcción del Palacio Ducal de Medinaceli supuso la conformación del Llano de Palacio, espacio urbano y centro de poder del marquesado de Priego, delimitado por la casa palaciega, comunicada con el convento a través del popular arco de Santa Clara.

El Palacio de los Duques de Medinaceli, que el Consistorio también se ha planteado recuperar, empezó a edificarse en 1510 extramuros de la villa. Formó un gran conjunto con caballerizas, graneros, cocheras, talleres y molinos, todo ello prácticamente desaparecido, en torno al espacio libre conocido como Llano de Palacio.