Con el reinicio de las obras en los alfares romanos de Los Tejares se vuelve a ponerse de manifiesto el abandono que sufre la carretera A-318, una vía dependiente de la Consejería de Fomento que en abril del 2018, tras el derrumbe del colector en un tramo paralelo al río Lucena por las copiosas lluvias, ocasionó la rotura y desconexión de la red de agua de saneamiento con la depuradora, de modo que hasta la reposición de la instalación la ciudad permaneció sin depurar las aguas residuales.

Tras las obras de restauración del colector por parte del Ayuntamiento a través de la empresa Construcciones Pavón, hace ya más de dos años, esta zona de la carretera A-318 donde el avance del cauce del río no solo provocó la rotura del colector, amenaza a la propia carretera. El descarne del cauce a pie de la calzada agrietada se hace latente y, pese a que se mantiene señalizado, no se actúa, con el consiguiente peligro que supone para el trasiego de vehículos agrícolas, ahora en campaña de aceituna y camiones que circulan hasta la obra del alfar romano, la depuradora o las naves industriales existentes en ambos márgenes. Durante estas últimos días se ha reforzado la señalización, advirtiendo del peligro de la calzada junto al río Lucena ante el aumento de peligro de transito por la misma, lo que demuestra la fala de atención que se mantiene sobre la carretera A-318.