María Pilar Granados fue la primera alcaldesa de la Democracia en la provincia de Córdoba. Ganó las elecciones en Villaharta en 1979 en una convocatoria en la que ella lideraba una lista independiente promovida por vecinos y venció incluso a su marido, Acisclo Reguillo, médico del pueblo, que era candidato en otra lista.

Pilar fue la encargada de hablar ayer en nombre de todos los ediles de la provincia y su discurso sirvió para dar un toque de humor a la celebración, al estar cargado anécdotas. La primera la de la rivalidad política entre el matrimonio. La segunda un ejemplo del «cariño» que este rival político le tenía a la alcaldesa pues en ese periodo «quedé embarazada de mi primer hijo». Y la tercera, que fue capaz de llevar por primera vez a su pueblo fuegos artificiales para la feria, por lo que dijo que su mandato fue «muy sonado».

Al margen de estos detalles anecdóticos, María Pilar Granados mostró su agradecimiento por el homenaje (ya en marzo recibió el premio Meridiana de la Junta) y el apoyo que recibió de los responsables de la Diputación de aquellos años, con Diego Romero de presidente, y de sus compañeros de corporación, así como de los empleados municipales, pero recuerda que tuvo que echar mano de la «diplomacia» para evitar roces con los vecinos que no compartían sus decisiones.

«Lo más complicado fue traer el agua potable al municipio», señaló la exregidora, algo para lo que tuvo que hacer infinidad de gestiones, viajes a la Diputación y convencer a los dueños de los cortijos para que permitieran «hacer las zanjas» por sus propiedades. Pilar no terminó el mandato. El traslado de su esposo a otro destino le hizo dejar la Alcaldía.