Los antiguos trabajadores de Bilore son verdaderos héroes. Durante más de diez años han permanecido esperanzados en que la que fuera su empresa pudiera abrir de nuevo sus puertas algún día. Ejemplar ha sido su labor de constante vigilancia de la factoría, tarea que han realizado mediante turnos y de manera altruista, sin cobrar un euro y afrontando a veces situaciones de peligro para impedir el total desmantelamiento de las naves por los robos. En estos tiempos en que lo que manda más que nunca el maldito parné, personas como estas, soñadoras y voluntariosas, merecen nuestro reconocimiento.