Aremehisa entrega los restos identificados de 26 personas
Los féretros han sido trasladados a diferentes puntos de España. Un total de 45cuerpos van a ser depositados en los columbarios
La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica de Aguilar (Aremehisa) entregó ayer a sus familias los 26 restos mortales que han sido ya identificados con la pruebas de ADN en un acto celebrado en el cementerio municipal. Con esta entrega se cumplió el objetivo más importante que persigue este colectivo memorialista, según su presidente, Rafael Espino: "Hacer entrega de los restos a sus familiares, después del complejo proceso de búsqueda, exhumación e identificación genética que venimos desarrollando desde hace seis años".
Tras su entrega, los féretros fueron trasladados a puntos tan diferentes de la geografía española como Barcelona, Madrid, Badajoz, Málaga, Sevilla o Córdoba, aunque algunos han sido recogidos por familiares de Aguilar. De los 66 cuerpos exhumados hasta ahora 45 van a ser depositados en los columbarios por decisión de los familiares o por no haber sido identificados aún.
En el acto de entrega intervinieron Francisco Juan Martín, en nombre del Ayuntamiento de Aguilar, los alcaldes de Montemayor y Fernán Núñez, un concejal de Villafranca y algunos familiares de represaliados. La arqueóloga y coordinadora técnica de Aremehisa, Virginia Barea, habló sobre el desarrollo de las exhumaciones a lo largo de los 3 últimos años y José Antonio de Cote, técnico del laboratorio de Biología Molecular y Genómica NBT, explicó los procesos de identificación genética que se vienen desarrollando. El presidente de Aremehisa, Rafael Espino, expuso, con todo detalle, las actuaciones que la asociación ha realizado desde su creación y las que piensa realizar en el futuro ya que, según dijo, "el proceso de exhumaciones e identificaciones sigue abierto hasta que recuperemos la memoria y la dignidad de las personas asesinadas y ocultadas en este lugar, haciendo realidad nuestro deseo: que la muerte no tenga la última palabra". El acto concluyó con la lectura del poema de Rafael Calero Sagrados y la suelta de 66 globos de helio, uno por cada cuerpo recuperado. Los féretros iban cubiertos con una banderola roja sobre la que figurada el anagrama de Aremehisa y el nombre o la foto del represaliado.
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