"Tenía 36 años, dos niños pequeños de cinco y nueve, y era muy buena persona y trabajador, muy buen padre y marido. No tenía conflictos con nadie ni con la justicia. Todo el mundo lo quería. No sé si hacía o dejaba de hacer, pero no tenía nada pendiente". Así se expresó ayer en declaraciones a los periodistas la viuda del panadero, María del Carmen Ortega, quien al no estar citada como testigo quiso "que se conozca cómo era" su marido frente a la imagen distorsionada que, a su entender, se estaba dando de él en el juicio por las continuas referencias a los asuntos de drogas que mantenía con el acusado.