"Como una persona buena y muy cercana a Dios" fue la frase con la que el alcalde de Montoro, Antonio Sánchez Villaverde, levantó de sus asientos a los asistentes al acto de homenaje al padre Luis María Ruano Ramírez. El Pleno del Ayuntamiento de esta localidad le ha otorgado el título de Hijo Predilecto, que sólo podrá recaer en quienes habiendo nacido en la localidad, hayan destacado de forma extraordinaria por cualidades o méritos personales o por servicios especiales prestados en beneficio u honor de la ciudad de Montoro.

La propuesta de esta elección fue suscrita por los trece miembros de la Corporación municipal hacia este padre de la Orden Carmelita en atención a su testimonio como montoreño ejemplar, dedicado al desempeño de sus deberes vocacionales bajo el recuerdo constante de Montoro, su ciudad natal. Se le define como una persona de grandes valores, humilde y caritativa, sacerdote preparado, comprometido con su ministerio y con esta bella ciudad.

El acto tuvo lugar en el salón de Nuestra Señora de la Fuensanta, copatrona de Montoro, que hoy llega a la ciudad procedente de su ermita para celebrar los actos en su honor, que concluirán el próximo domingo, 30 de abril, con la celebración de la romería en el Valle de Corcomé. Pero qué casualidad que este emotivo acto se celebre en este salón dedicado a la copatrona en el que el primer edil montoreño le hizo entrega al Padre Luis de un diploma de pergamino que contiene los merecimientos por los que ha sido declarado su nombramiento. La medalla es como la de los concejales y contempla el nombre y título del requerido; y el escudo, igual que el que se contempla en el artículo 44 del reglamento de honores de Montoro. Pero no fue casual que el reconocimiento se celebrase el día en el que el padre Luis celebraba sus bodas de oro como carmelita.

En una biografía facilitada por el Ayuntamiento se le reconoce al Padre Luis como "ejemplo de sencillez". Este hombre, familiar director de los Santos Isasa Valseca, nació el 3 de julio de 1932. Tras la guerra civil, sus padres lo inscribieron en el colegio carmelita de la calle Salazar. Fue un alumno aventajado y en 1944 ingresó en el Seminario Carmelita de Hinojosa del Duque. Tras ser ordenado por el cardenal Bueno Monreal el 18 de marzo de 1956, ofició su primera misa el 8 de abril en la parroquia de San Bartolomé.