SÍMBOLOS
El Ayuntamiento estudia cambiar el escudo que ondea en la bandera de Córdoba
El equipo de gobierno ha encargado un informe al cronista de la ciudad para saber si podría sustituir la imagen de la noria de la Albolafia y la Mezquita que nos representa desde 1983 por el escudo heráldico del león rampante
El Ayuntamiento de Córdoba está estudiando la posibilidad de sustituir el escudo que ondea en la bandera rojo carmesí de la ciudad (el sello que representa la Mezquita-Catedral, el Puente Romano y la noria de la Albolafia) desde el año 1983, por el escudo heráldico del león rampante que viste el pendón de Córdoba y que se exhibe en el pasillo de Alcaldía, en Capitulares. La decisión aún no se ha tomado y para adoptarla o declinarla, el equipo de gobierno se ha puesto en manos entre otros del cronista de la ciudad, Julián Hurtado de Molina, que está elaborando un informe sobre la historia del emblema local que hunde sus raíces en la Edad Media.
Un escudo con historia
El escudo que plantea recuperar el Partido Popular se usó, con algunas variaciones, según consta en los archivos del propio Ayuntamiento, desde el siglo XVI hasta la década de los 80 y representa un león de gules rampante, coronado, linguarado y leopardado que campea sobre plata, rodeado de bordura de castillos y leones, en 18 cuarteles. El antecedente de este escudo está en el sello que eligió en 1241 el Concejo de Córdoba a raíz de la conquista de la ciudad cinco años antes, el 29 de junio de 1236. De la imagen primitiva del sello queda un ejemplar del siglo XVI en el Archivo de la Casa Ducal de Medinaceli.
Anverso y reverso de la misma moneda
Ese sello ofrecía en el anverso el citado león rampante, emblema del monarca reconquistador Fernando III el Santo y en el reverso del sello y, por tanto, de la misma época, una vista del puente, el río, la Albolafia, la muralla almenada, la Mezquita y el alminar flanqueado de palmeras. El sello (su anverso y su reverso) presentaba la famosa leyenda latina: «Cordubae militae domus, inclyta fonsque sophiae» (Casa de guerra gente y de sabiduría clara fuente).
Así en la bandera de Córdoba ondeó durante años el león rampante y se usó la vista de la ciudad como sello para, por ejemplo, lacrar las cartas oficiales del municipio, hasta que la primera Corporación municipal, liderada por el alcalde Julio Anguita, acordó cambiar el escudo heráldico por la vista de la ciudad en la bandera en una iniciativa no exenta de intencionalidad política que quiso subrayar la ruptura con la etapa anterior.
Una moción de la primera Corporación democrática
La moción planteada por el partido gobernante en aquella primera Corporación democrática, el PCE, motivó un apasionado debate entre quienes defendían la idoneidad de mantener el león y de quienes apostaban por cambiarlo argumentando, entre otras cosas, que se confundía con el escudo de la provincia que también exhibe el mismo felino.
La decisión se adoptó por mayoría de 15 votos de 27 (seis votos en contra y tres abstenciones de los ediles presentes en la sesión), en un pleno celebrado el 1 de diciembre de 1983.
La oposición acudió a aquel pleno pertrechada de informes históricos «de alto nivel científico» y que quedaron recogidos en el acta de la sesión, e interpeló al gobierno local preguntándose: «¿Es necesario arrancar estas páginas de la historia de Córdoba? ¿Es conveniente anular con la enmienda que se propone este signo de identidad de la ciudad?»
Cosas de la época
El alcalde reconoció, según recoge el acta de aquel pleno, que cuando planteó el cambio no imaginaba «las interpretaciones políticas» que se iban a dar a la cuestión, y defendió que «simplemente se trataba de recoger la opinión de un amplio sector de la población que creía más representativo de la ciudad el sello propuesto que el que se usaba». En este sentido, también defendió Herminio Trigo el cambio al entender que la imagen del león transmitía «agresividad» frente a lo «entrañable» de la imagen de la ciudad, y que en los tiempos actuales «la argumentación histórica no tiene por qué ser la más importante, ya que lo verdaderamente importante es el nivel de identificación de los pueblos con sus símbolos».
«Cambiar sin romper con la tradición ni con la historia porque la historia de Córdoba no empieza con don Fernando, sino cuando empieza esa historia, y acabará cuando acabe el mundo, con permiso de Estados Unidos y la Unión Soviética», declaró entonces Anguita para defender el cambio de imagen en un contexto, se entiende, del final de la guerra fría.
Una traducción cromática
Después de adoptar por mayoría la decisión de cambiar el escudo, el Ayuntamiento de Córdoba tuvo que interpretarlo desde el punto de vista cromático, ya que el sello histórico solo tenía relieve y no llevaba colores. De este modo, al incorporarlo a la bandera en los años 80 se le atribuyeron los siguientes colores: azul para el cielo y el río; dorado para los edificios y la orla; los tejados se pintaron de rojo y se tiñeron de verde la tres palmeras del emblema.
Suscríbete para seguir leyendo
- Un acertante cordobés gana 1,1 millones de euros en el sorteo de la Primitiva
- Un colegio de Córdoba, en el top 100 de Forbes de los mejores centros educativos de España
- El mercadillo de El Arenal abrirá de 9 de la mañana a 10 de la noche
- Una familia del barrio de Sagunto, a un día de quedarse en la calle
- El primer premio de la Lotería Nacional reparte más de 1, 3 millones entre Córdoba y Cabra
- Calleja del Niño Perdido: la historia de la vía con el nombre más singular de Córdoba
- Las tres noticias más importantes de la mañana en Córdoba
- El sábado de Cruces acaba con 54 denuncias por botellón y 5 por conducir bajo efectos de alcohol o drogas