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Sanidad en Córdoba

Médicos residentes en Córdoba: de la facultad al centro de salud

Los MIR que acaban de empezar medicina y enfermería de familia llegan con mucha ilusión por aprender | A quienes acaban la especialidad no les falta un trabajo, que piden que se valore más por la relevancia que tiene

Nuevos residentes: Gertrudis Montes (jefa de estudios), con Claudia Rivas, Rafael Contreras y Miguel Baena A.J. GONZÁLEZ

En Córdoba las plazas de formación de especialista interno residente (EIR) de medicina, enfermería y otras ramas sanitarias, que convocan cada año el hospital Reina Sofía y los distritos sanitarios, se cubren todos los años, a diferencia de otras provincias como Huelva, Almería o Jaén, en Andalucía, o varias de Castilla y León, por citar solo a algunas de las ciudades menos demandadas para la formación sanitaria en España. En concreto, el Reina Sofía se ha situado este año en el ranking de los 10 hospitales de España más elegidos por los especialistas médicos residentes (MIR) que acaban de iniciar su formación.

La enfermera Claudia Rivas y los médicos Rafael Contreras y Miguel Baena acaban de iniciar su primer año de residencia en la unidad docente del distrito Córdoba-Guadalquivir, junto a otros 24 médicos (la mayoría mujeres) y dos enfermeras. Cuando acaben la especialidad no les faltará trabajo porque actualmente el desempleo entre médicos y enfermeros es prácticamente nulo. La jefa de estudios del distrito Córdoba-Guadalquivir, Gertrudis Montes, destaca la formación tan completa que reciben «nuestros residentes, lo que incluye también investigación, en la que nuestra unidad es referente».

Tutora y alumna: Juana Redondo y Marta Ibarra. CÓRDOBA

Claudia Rivas

La enfermera lucentina Claudia Rivas, de 22 años, tenía claro que quería hacer la especialidad de enfermería familiar y comunitaria en Córdoba. Aunque tuvo posibilidad de trabajar desde que se graduó el pasado año, decidió centrarse en la preparación del examen para acceder a la especialidad y así conseguir la nota que le ha permitido poder quedarse en Córdoba. Su hermana es matrona. «La formación que vamos a recibir se ajusta mucho a mis expectativas, ya que me gustaría ejercer en atención primaria o algo relacionado que tenga en cuenta haber cursado esta especialidad», señala Claudia.

Miguel Baena

El médico Miguel Baena tiene 26 años y es de Montalbán. Al poco tiempo de examinarse del MIR y saber que había aprobado, le ofrecieron un contrato en el distrito Córdoba-Guadalquivir que ya dejó para comenzar la especialidad. Ha estado ejerciendo en el consultorio de Trassierra y en las urgencias del Castilla del Pino, del Sector Sur y de La Carlota, una labor «muy dinámica» que le ha gustado mucho. «En la facultad no se aborda tanto la medicina de familia y cuando he estado trabajando me ha sorprendido bastante, a la vez que me he dado cuenta que representa una buena salida laboral y una oportunidad de quedarme en Córdoba, de donde no me gustaría marcharme», cuenta. 

Miguel tiene objetivos claros. Si todo va bien, cuando acabe medicina de familia quiere subespecializarse en medicina estética y cirugía capilar. Según este joven doctor, la solución a la falta de médicos pasa por mejorar las condiciones laborales, con menos horas de trabajo y menor presión asistencial. «En España se forman profesionales muy buenos y es una pena dejarlos marchar. Primero nos tenemos que preparar un examen muy difícil, como es el MIR, y luego superar una segunda oposición para lograr una plaza, con un sueldo muy inferior al de países de nuestro entorno», expone. 

Tutora y alumna: Ana Luz Luque y Raquel Gracia. CÓRDOBA

Rafael Contreras

Su compañero Rafael Contreras, egabrense de 24 años y con una hermana enfermera, también ha estado trabajando desde febrero tras aprobar el examen MIR, en su caso en el centro de salud de Rute. En un primer momento Rafael pensó hacer la especialidad de anestesia, pero no consiguió la nota necesaria, pero tenía clara cuál era su segunda opción, medicina de familia. «He aprendido muchísimo estando al frente de una consulta. Creo que deberían seguir creándose plazas de formación para poder hacer frente a las jubilaciones y a la mayor presión asistencial en atención primaria», expone.

Cuatro años más de formación y experiencia respecto a Claudia, Rafael y Miguel tienen Marta Ibarra y Raquel Gracia, que acaban de terminar la especialidad de medicina familiar y comunitaria en el distrito Córdoba-Guadalquivir.

Raquel Gracia

La cordobesa Raquel Gracia, de 29 años, tenía como primera opción especializarse en cirugía pediátrica, pero no obtuvo nota suficiente, así que escogió medicina de familia, porque considera que es también una especialidad muy completa que aborda todas las patologías. La residencia la ha hecho en Bujalance, con Ana Luz Luque, como tutora, y se siente muy orgullosa de lo que ha aprendido y de cómo ha evitado derivaciones al hospital de pacientes gracias a haber aprendido a hacer ecografías, citologías, cirugía menor o infiltraciones. Tiene firmado contrato hasta diciembre y le gustaría que se lo ampliaran pues sustituye a un profesional con una comisión de servicio por más tiempo. «Mi tutora ha logrado que me encante la medicina rural. Aquí es como si fuéramos todos familia», recalca. 

Marta Ibarra

También se ha quedado trabajando en el distrito Córdoba-Guadalquivir, tras acabar los cuatro años de residencia de medicina familiar, la cordobesa Marta Ibarra, de 29 años, perteneciente a una familia con muchos médicos. La residencia la ha hecho en el centro de salud Lucano, con Juana Redondo como tutora, y ahora la han contratado como médica de dispositivo de apoyo en La Carlota, cubriendo a su vez pueblos próximos. Marta se siente muy a gusto con su trabajo y con lo que ha aprendido y lamenta la negativa imagen que se ha dado de la atención primaria durante la pandemia, por la sobrecarga asistencial que ha soportado, lo que cree ha podido influir en que menos médicos se decidan por formarse en medicina familiar, una especialidad que para esta médica es «tan bonita».

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