Rafael Tornini, director de Jardines y Medio Ambiente del Estado-Ciudad del Vaticano, es una de las figuras internacionales relacionadas con el mundo de la botánica y las flores que participan en Flora Festival Internacional de las Flores 2021 de Córdoba, en el marco de las actividades paralelas al concurso oficial, invitado por la Universidad Loyola Andalucía.

Tornini ofrece este jueves, en el salón de actos del Palacio Episcopal,  la conferencia ‘De los jardines del Vaticano a los patios de Córdoba: Laudato Si’, donde explicará el proyecto integral de Jardines Bio que está desarrollando desde 2017: un modelo de sostenibilidad inspirado en la encíclica Laudato Si, que expresa el llamamiento del Papa Francisco a favor de la protección del medio ambiente.

Rafael Tornini nació en Buenos Aires, pero se fue hacer una experiencia en Roma y no volvió más. Después de muchos trabajos como maestro mayor de obras, lo convocaron para estar a cargo de los jardines del Vaticano, donde lleva adelante una reforma ecológica modelo, por la que se interesan de muchos lugares del mundo. Los Jardines del Vaticano se remontan a la época medieval cuando los huertos y los viñedos se extendían hacia el norte del Palacio Apostólico Papal. El papa Nicolás III en 1279 trasladó su residencia al Vaticano desde el Palacio de Letrán cerrando esta zona con muros. Creó un huerto, un prado y un jardín. Hoy, los Jardines del Vaticano son un espacio natural, arquitectónico y artístico de gran belleza y espiritualidad, cuentan con una extensión de 23 hectáreas ocupando la mayor parte de la Colina del Vaticano. Además, aquí podemos encontrar varias fortificaciones medievales, edificios y monumentos del Renacimiento y del Barroco, con jardines, parques, huerto y un área boscosa de 3 hectáreas.

-¿En qué consiste ese proyecto integral Bio que desarrolla desde el 2017 en los jardines del Vaticano?

-El proyecto nace en el 2017, inspirado en la encíclica Laudato Sí del papa Francisco. Había además la necesidad de dar una cura especial al jardín y a todo el sistema de recolección de residuos. Por eso empezamos a trabajar inspirados en la Ludatio Si con el objeto de defender lo creado, recomponer un ecosistema que a causa de los pesticidas químicos, como en todos lados, estaba siendo destruido, y dar la posibilidad a la gente que trabaja ahí y a los visitantes poder vivir en un ambiente sano, libre de pesticidas. Otro punto importante es el ahorro de los recursos agotables, como el agua. Teníamos un sistema de riego de los años 30, cuando no había problema de agua y se usaba mucha. Con este nuevo sistema ahorramos el 60% de agua y damos una vida distinta a las plantas, porque algunas no necesitan para nada el agua y otras en la cantidad justa. El objetivo principal era transformar el jardín en biológico, de forma que el ecosistema se arregle y los mismos insectos, con insectos útiles, se combatan entre ellos. Entonces se logra un equilibrio del ecosistema y los productos fitosanitarios, aunque sean biológicos, lentamente van desapareciendo.

-¿Y han llegado al objetivo propuesto?

-Sí, ya llegamos al objetivo. Nos habíamos propuesto cuatro años para llegar a ser biológicos cien por cien dentro del Vaticano y hemos llegado un año antes. En tres años hemos logrado eliminar todos los pesticidas de origen químico.

-¿Qué tratamientos dan entonces a las plantas?

-Hacemos distintos tratamientos, en función de las enfermedades o de los parásitos que pueden tener las plantas. Pero lo hacemos de forma científica, tratamos de estudiar los procesos de evolución de la enfermedad de la planta y así logramos intervenir menos. Si yo sé un parásito cuando interviene, lo voy a golpear en el momento en que interviene no en un periodo del año que no tiene nada que ver.

-Tienen que estar muy pendientes…

-Sí mucho, detrás hay un trabajo enorme de observación. Trabajamos mucho con trampas feromonas, que son atractivos sexuales, y los insectos van a las trampas, hacemos las capturas y vemos el desarrollo del insecto. Esto nos permite trabajar de forma muy puntual.

“Hemos logrado en tres años que los jardines del Vaticano sean 100% biológicos”

-En cuanto al ahorro de agua, ¿cómo lo consiguen?

-Buscamos plantas que necesitan menos agua y el césped se riega en modo justo. Y después de un año de proyecto, hemos realizado en dos años el trabajo y hemos logrado ahorrar el 60% de agua. Esto nos permite que el absorbimiento del terreno sea el justo para alimentar a las plantas, y con los procesos de fertilización que hacemos con productos orgánicos, el terreno lo asimila mucho mejor. Y entonces la planta tiene una vitalidad distinta. Pero el proyecto no es hacer una cosa puntual sino que es todo un conjunto de cosas: eliminar pesticidas químicos, trabajar con la poda de forma que las plantas no sufran. Tenemos unos 2.500 árboles dentro de los jardines y hay que tratarlos todos de una cierta forma. El nuestro es un jardín ornamental, no es un jardín libre, con figuras muy estrictas de tipo de podadura, pero si se hace de modo consciente, se puede hacer.

-¿Cómo describiría los jardines del Vaticano?

-Es un jardín en el que predominan plantas mediterráneas, fundamentalmente, salvo donaciones que han recibido los distintos papas de plantas exóticas o de otro continente. Como las plantas están en su ambiente, es más fácil la gestión.

-Le llaman el jardinero del Papa, ¿visita con frecuencia el Papa los jardines?

-(ríe) Sí, el Papa visita los jardines y también donde nosotros trabajamos. De hecho, la idea parte de su encíclica, en la que hay un concepto importante de defender cada elemento que hay en la naturaleza porque todos somos útiles, desde el más pequeño al más grande, y no considerar más los residuos como un descarte sino como un recurso, transformando en una segunda y tercera vida los deshechos que producimos.

-¿Cómo se reciclan todos los residuos?

-Hemos creado dos estaciones de compostaje donde producimos compost que nos permiten ser autosuficientes. No compramos tierra al exterior. Esto nos da tres beneficios. Primero, que con los residuos que vienen de las podaduras y el césped, con los que producimos unas 400 toneladas al año, los transformamos en compost. Y con la segunda estación recuperamos la fracción húmeda que viene de las cocinas, de las confiterías y restaurantes, que dentro del Vaticano son unas 200 toneladas, las transformamos también en compost. De esta forma logramos ser autónomos y hay un ahorro de dinero y una producción de materia prima que es importante para nosotros. Antes comprábamos más o menos unos 200 metros cúbicos de tierra para el jardín al año, y ahora lo producimos nosotros. Es el primer eslabón de la economía circular que se puede hacer.

-Es una reforma ecológica por la que ya se están interesando de muchos lugares del mundo que lo visitan, ¿no?

-Sí, está creando mucho interés, no solo desde el punto de vista ecológico sino también porque teniendo un ambiente sano, libre de pesticidas, empiezan a volver mariposas, babosas, abejas y otros insectos útiles para el ecosistema. Así que intentamos razonar a 360 grados.

-¿Qué entiende por sostenibilidad?

-Sostenibilidad es todo esto, es poder hacer todo de forma autónoma, sin gastos excesivos, creando la propia tierra o la multiplicación de las plantas por esquejes. Tenemos 15 kilómetros de setos y para mantenerlos habría que cambiar 300 o 400 plantas por año. Lo que hacemos desde hace tres años es reproducirlas y no comprarlas. Esto nos permite ahorrar dinero, pero también tener una planta que sabemos de dónde proviene y sabemos que es sana, con lo que evitamos plantas que vienen de viveros que pueden tener problemas fitosanitarios y arruinar el jardín. Esta es la sostenibilidad, poder hacer todo con autonomía y en un ambiente sano.

-¿Se pueden visitar los jardines?

-Sí, junto a los museos vaticanos, con visita guiada. Hay un ticket de museo más el jardín. Antes de la pandemia, las entradas generales en los museos eran de 20.000 personas por día, de las que unas 1.000 irían al jardín. Ahora menos, porque el turismo está muy parado.

-¿Y las visitas no dañan el ecosistema sano creado?

-No. El trabajo está estudiado también para esto, para poder hacer convivir a los que trabajan en el jardín y a los que vienen a visitarlo, que no son solo turistas, porque hay mucha gente interna, ya que los eclesiásticos que viven en el Vaticano lo visitan también, es un lugar de oración, de meditación, es un punto neurálgico.

-¿Cuántas personas trabajan en el jardín?

-Conmigo somos 44 personas, entre jardineros, gente que trabaja para la recolección de residuos y tratamiento de estos, además de administrativos.

-Una vez han conseguido su objetivo en el Vaticano, ¿cuál es el futuro?

-Seguir manteniéndolo y continuar con el proyecto de reforestación, de plantar otras plantas que nos faltan, al menos plantar otros 100 árboles. Ya hemos plantado 250. Plantamos un 50% o 60% por año. También damos importancia a trabajar en modo científico estudiando los problemas. Con el cambio climático cada año tenemos uno o dos parásitos nuevos que no conocemos, así que esto nos implica un estudio constante.

“Llegar a una sostenibilidad de producción y mantenimiento biológico en los patios sería importante”

-¿Qué conoce de Flora en Córdoba? ¿Qué le parece la iniciativa?

-Aún están haciendo las instalaciones, pero quiero verlas. Me gusta mucho la iniciativa, el arte floral, porque otra cosa que hacemos son todos los adornos florales para las ceremonias del Papa, así que es importante ver cosas nuevas, aunque nosotros somos muy rígidos en las formas y los colores porque es muy litúrgico y no podemos hacer arte. Pero nuevas ideas son importantes. Me gusta mucho la idea de que la ciudad sea protagonista del evento, con las instalaciones dentro de distintos patios.

-¿Conoce los patios de Córdoba?

-He oído hablar de ellos y los estoy conociendo ahora, son espectaculares.

-¿Cómo se podría trasladar su experiencia en los jardines del Vaticano a los patios de Córdoba?

-Hay una relación, no tanto en el Vaticano, pero por ejemplo los benedictinos usan mucho los patios de los conventos para plantar cítricos, es un símbolo para la Cristiandad. En los patios he visto que tienen plantas casi únicas, por la edad que tienen, y están conservados muy bien. No he entrado en el detalle de cómo tratan a las plantas, pero llegar a una sostenibilidad de producción y mantenimiento biológico sería importante. Y otra cosa es poder producir con los descartes un sistema de economía circular creando compost.

-Este modelo sostenible del Vaticano, ¿podría implantarse en una ciudad como Córdoba?

-El proyecto fue hecho para poder demostrar que un modelo sostenible se puede hacer en una ciudad grande. Lo que cambia son las dimensiones, pero creo que se puede llegar a una sostenibilidad total en las ciudades. El modelo se puede exportar porque es muy simple, es lógica, es respeto de lo creado y tratar de hacer las cosas de la mejor forma posible. Es un tema más que nada cultural y de educación porque los jóvenes deben saber que pueden reciclar. Acepté la invitación de la Universidad Loyola para poder hacer también un trabajo de divulgación. Hacemos una evangelización del futuro, dando el ejemplo a los demás.

La Universidad Loyola se implica en el proyecto sostenible de Tornini

El director de los jardines del Vaticano ha sido invitado al festival Flora por la Universidad Loyola Andalucía, que se suma este año al proyecto. Pero la invitación a Tornini va más allá de Flora y la Loyola pretende mantener una continuidad en las relaciones con el llamado jardinero del Papa y su proyecto. Según Borja Martín, director de Relaciones Internacionales de la Loyola, la Universidad Loyola de Chicago tiene un campus en Roma y “muchos alumnos nuestros pasan un semestre en Roma y un año en Chicago”. Chicago, además, es “el centro de sostenibilidad más importante de la órbita jesuita y hay una red internacional que se llama Laudato Si University, siguiendo la encíclica del Papa". Por ello, asegura el director de Relaciones Internacionales, "queremos hacer una visita al Vaticano, con Tornini, con la gente que está en el lanzamiento de esta red universitaria porque el compromiso de Loyola es muy fuerte. Y que esto sirva para abrir un puente entre Córdoba, Roma, Andalucía, donde la gente joven, que queremos transformar y educar, pueda colaborar juntos".