Prácticamente toda la oferta de VPO en Córdoba, en este año, se concentra en la zona conocida como Huerta de Santa Isabel, un nuevo barrio que ha ido creciendo al cobijo de Miralbaida, la Ronda Oeste y la avenida Donantes de Órganos, junto a Hipercor. Aquí se pueden encontrar tanto promotoras como cooperativas con edificaciones en obras. Vimcorsa cuenta con tres promociones, San Jerónimo I, II y III. Las dos primeras están conformadas por 104 viviendas respectivamente mientras que la tercera ofrece 100. Estas, en concreto, se ubican en el denominado Plan Parcial 03.

La demanda de pisos protegidos es de unas 5.000 familias en Córdoba, y en esta zona ha crecido al mismo ritmo que la construcción. Muestra de ello es que en San Jerónimo I, de la UTE UNÍA Santa Isabel, solo quedan libres tres y todas son viviendas adaptadas para movilidad reducida. Y más allá, San Jerónimo III, que ni siquiera ha iniciado la obra ya que hoy se firma el acta de replanteo para poder empezar, tiene más de la mitad de pisos ya vendidos.

Tal es el interés de los cordobeses por hacerse con una VPO en dicha zona. En el caso de las cooperativas, estas tienen el 100% de las viviendas vendidas. Una de ellas es Atalaya de la Albaida. Antonio Berlanga es el presidente de la misma y explica que a los 56 vecinos que componen esta promoción les quedan, aproximadamente, unos cuatro o cinco meses para ver terminado el edificio que construye Magtel y financia Caja Rural. «Ahora mismo solo te puedo decir que estamos muy contentos con nuestra cooperativa y con la gestión que están realizando desde la gestora, Bucéfalo Gestión» asegura porque «no es lo mismo poner de acuerdo a dos personas que a 56 y, de momento, no se ha dado ningún desencuentro grave» que, llegado el caso, se solventaría con la opción que eligiese la mayoría. Actualmente este futuro propietario vive en casa de sus padres y confiesa su emoción ante la próxima entrega de llaves. «Es la primera vez que compro un piso y creo que ha sido un acierto hacerlo a través de la cooperativa porque nos estamos ahorrando un buen dinero por hacerlo de esta forma» indica. Recuerda que cuando se lio la manta a la cabeza y entró en la cooperativa oía más voces detractoras que afines en cuanto a la solución de posibles incidencias por falta de liquidez pero «mi experiencia es buena y también la de varios amigos míos que se metieron aquí».

Él, de hecho, vino a ocupar el hueco de otro amigo suyo que tuvo que dejarla porque tanto su mujer como él consiguieron mejorar sus condiciones laborales y ya no cumplían con los requisitos necesarios para poder optar a una vivienda protegida. «La gente tiene un pensamiento erróneo cuando se habla de cooperativas de viviendas porque piensan que todo se hace a medida de sus gustos y no es así, se trata de un régimen distinto en el que nos saltamos el paso de la promotora, pero no son pisos a la carta» subraya Berlanga quien añade que “por el precio al que hemos accedido a esta vivienda, que en mi caso es de 120.000 euros, yo ni siquiera miré las calidades, viendo los metros que tenía y que disponía de piscina, garaje y trastero pensé que no se le podía pedir más”.

Ahora ya queda el tirón final. Hacia finales de diciembre principios de enero está previsto que termine la construcción a lo que habrá que sumar otros cuantos meses hasta que Urbanismo otorgue la licencia de primera ocupación y calificación definitiva. A Antonio se le ilumina la cara hablando de su futuro piso, las ganas de tenerlo ya le pueden tanto que “me paso todos los días por allí para ver cómo va evolucionando, en el día a día no veo el avance pero por lo menos le echo un ojo” admite.