Segundo año escolar en pandemia. ¿Qué es lo primero que se le viene a la cabeza cuando piensa en esta situación?

El verano de 2020 fue muy duro, sin vacaciones para nadie, lleno de dudas e incertidumbres y también de miedo porque no sabíamos a lo que nos podíamos enfrentar cuando volviésemos a clase, pero estaba muy claro que la presencialidad era necesaria, eso quedó demostrado durante el confinamiento. Sobre todo recuerdo la preocupación de los equipos directivos, la incertidumbre y las dudas sobre todo de tipo sanitario.

Cabe recordar esos días de ola de frío en los que las clases se daban con ventanas y puertas abiertas, una medida que suscitó algunas quejas por parte de los padres del alumnado. ¿Fue una decisión adecuada?

Nosotros siempre hemos ido de la mano de lo que la Consejería de Salud y el Ministerio de Sanidad indicaban, de la misma manera que fuera de las aulas también se seguían estas recomendaciones. Se recomendaba establecer pautas de ventilación. Yo creo que se salvó bien y gracias a que se han seguido las indicaciones sanitarias el 90% de las aulas en la provincia han estado libres de covid.

Al inicio de curso los docentes mostraban incertidumbre por la situación sin precedentes que encaraban. Menudo trabajo han librado...

Ingente, no hay palabras para describirlo. Ha quedado más que demostrada la profesionalidad, la gran capacidad de adaptación, que ya se quedó patente en el período del confinamiento cuando hubo que pasar a una docencia no presencial, algo que jamás se había visto en enseñanzas obligatorias. Han acabado agotados y no es para menos. Destacable también el trabajo de los jefes de estudio, que han hecho que los alumnos interioricen unos protocolos totalmente nuevos y diferentes, el apoyo emocional de los tutores con sus alumnos, las familias. Todos han colaborado, ha sido una responsabilidad compartida.

Precisamente esa gestión de los directores de centro, representados en Adian y Asadipre, ha sido reconocida en esta edición de los Cordobeses del Año. ¿Qué preocupaciones le trasladaba desde la función directiva?

Ante todo he de decir que me alegra enormemente que se les reconozca a los equipos directivos el trabajo que han desarrollado, porque lo tienen más que merecido. Las principales inquietudes se basaban, sobre todo, en aspectos sanitarios sobre cómo adecuar los protocolos, como contextualizarlos, sobre material higiénico, si llegaba o no a tiempo, cómo se iba a distribuir, cómo tenían que actuar los coordinadores covid, cómo había que actuar con el enfermero de enlace… etcéteras. Ahí el Servicio de Inspección Educativo ha jugado un papel fundamental acompañándolos y asesorándolos en todo momento.

Y a pesar de todas estas circunstancias, hay que decir que el índice de contagio en los centros educativos de la provincia ha sido muy bajo, signo de un buen trabajo hecho.

Sin lugar a dudas. Fíjese si para nosotros era importante que cada semana, cuando llegaba el informe de aulas que estaban confinadas o de contagios en el profesorado, cuando rozábamos el 0,5 % de aulas aisladas en algún momento ya nos resultaba preocupante, y es un dato pequeño. Era algo que nos ha tenido en vilo constantemente.

El curso pasado el confinamiento evidenció de manera especial lo poco adaptada que estaba la enseñanza a la formación a distancia, pero se ha apostado por la digitalización educativa.

Aquí conviene decir que la transformación digital era un reto que tenía planteado la Consejería con anterioridad. El consejero quería centros digitalmente competentes, profesorado preparado y alumnos capacitados en esta cuestión. Adaptados a una sociedad propia del siglo 21 que requiere de esas herramientas. Entonces se estaba ya reformulando a través de programas como el PRODIG. Con la pandemia se redirigieron esos objetivos para atender la brecha digital que estábamos observando que existía. En el confinamiento se aumentó la potencia de los servidores de la Consejería para mejorar el funcionamiento y rendimiento de la plataforma Moodle, se digitalizaron las bibliotecas escolares, se mejoró el iPasen… en fin, todo esto dio como resultado final unos convenios con Google y Microsoft para poder usar las herramientas que esas plataformas ponen a disposición. Ahora ya sí estamos preparados si nos sobreviniese una situación similar a la del confinamiento. Todo esto ha ido acompañado a la formación del profesorado.

También ha sido un tema recurrente en los medios de comunicación el cierre de aulas o unidades escolares. ¿Qué mensaje le gustaría trasladar a las familias?

Comprendo perfectamente la preocupación de las familias y de los centros escolares. Mantenemos un diálogo continuo con las AMPAS y equipos directivos de los centros que han manifestado su disconformidad. Hay un asunto que es incontestable y es la disminución de la natalidad. Si bien es cierto que las unidades han disminuido en Primaria también lo es que han aumentado en ESO y Bachillerato. Yo pediría, y ese es el mensaje, que confiaran en la gestión de la delegación territorial que no solamente se rige por cuestiones de carácter técnico sino que también se atienden cuestiones particulares y particulares de los centros. Más del 97% de las familias consigue plaza en el centro solicitado como prioritario. Es un porcentaje muy alto por lo que entiendo que la gestión está bien realizada por parte del Servicio de Planificación y Escolarización.

El proceso de matriculación también es, cada curso un tema recurrente. Con adaptaciones a Lomloe incluidas, ¿se puede decir que está funcionando bien?

Afortunadamente sí, al menos en nuestra provincia. No hemos tenido, hasta la fecha, ninguna discrepancia significativa, aunque todavía seguimos con el proceso de matriculación.

Destáqueme algunos aspectos positivos que pueda extraer de este mar de dificultades del que hemos hablado durante la entrevista en un curso que está a punto de finalizar.

Yo destacaría la presencialidad. Se ha hecho realidad lo que era un temor en el verano del 2020. Nuestros niños han recibido de primera mano, no solo las clases, porque el currículum era importante, sino también el afecto de sus profesores, algo que ellos añaden en su día a día. También destacaría el salto cualitativo que hemos dado en cuanto a metodologías innovadoras en el terreno digital. Ese es el camino que tenemos que seguir para que creemos una escuela moderna. También las medidas higiénicas, un elemento que creo que debe quedarse porque previenen no solo del covid sino de otras muchas. Pero sobre todo resaltaría el reconocimiento que la sociedad en general ha hecho a la labor docente. Se ha demostrado que la labor del profesorado es absolutamente indispensable y creo que ahora toda la sociedad sí es consciente de que su labor va mucho más allá de ser meros transmisores de conocimientos. Son acompañantes, segundos padres.