La sala 16 de la Ciudad de la Justicia de Córdoba ha acogido este jueves otra de las sesiones del juicio contra los dos profesores que viajaron con la excursión del instituto Colonial de Fuente Palmera a la zona de Los Villares y de los Baños de Popea, en la que un niño de 13 años murió ahogado, que corre a cargo del juzgado de lo Penal número 4 de Córdoba. Una vez finalizadas las declaraciones de los testigos y los peritos, todas las partes han mantenido las peticiones de pena iniciales. En este caso, la Fiscalía y la acusación particular piden para cada uno de los acusados cuatro años de cárcel, así como cuatro años de inhabilitación para ejercer su profesión, mientras que la defensa pide la absolución. El juicio quedará mañana viernes visto para sentencia.

Durante la sesión de este jueves han declarado en calidad de testigos varios de los compañeros que estuvieron junto a la víctima durante la excursión, así como varios bomberos y agentes de la Guardia Civil que se encargaron de la investigación y de la búsqueda del menor. Concretamente, han sido cinco los compañeros de Juan David que han hablado sobre aquel día, varios de ellos aún menores de edad.

La mayoría de los compañeros han reconocido que los profesores no los contabilizaron hasta que se percataron de que alguien se había dejado una mochila en la zona en la que previamente se habían bañado y habían hecho una actividad de espeleología. Aquí reside una de las claves de la acusación, insistir en cuándo se hizo ese recuento y conocer el momento en que los responsables no estaban atentos al 100% de los alumnos. En este caso, los jóvenes han apuntado que fue ya arriba, en el autobús que debía llevarlos de vuelta a Fuente Palmera, cuando uno de los profesores acusados les preguntó sobre una mochila olvidada y se dieron cuenta de que era de Juan David, el niño fallecido, y que ahí fue cuando se llevó a cabo ese recuento.

Estos alumnos han declarado que tras hacer la actividad de espeleología en la cueva se pararon a comer y a bañarse y que después acudieron hacia una zona de cascadas. El grupo estaba formado por cinco niños, entre ellos la víctima, y mientras uno de los alumnos ha afirmado que sí que pidieron permiso al profesor para poder ir hacia esa zona, el resto ha coincidido en que surgió y simplemente fueron a echar un vistazo.

Para acceder a esas cascadas había que ir nadando. Los adolescentes han sido cuestionados por si Juan David sabía nadar bien o no. Algunos sí han apuntado que parecía tener algunas dificultades, pero otros han asegurado que no se dieron cuenta y que entendían que sí se manejaba bien en el agua. En este punto han explicado también que no se dieron cuenta de la ausencia de Juan David, a pesar de que había ido hacia las cascadas con ellos, y que entendían que podría haberse salido del agua.

Los bomberos señalan que no era una zona peligrosa

Durante esta segunda sesión han declarado también cuatro bomberos, en calidad de testigos, que intervinieron en el día de los hechos. Todos ellos han coincidido en señalar que la zona en la que se halló el cuerpo del niño no entrañaba especiales peligros, tratándose de un remanso del río en el que no había corrientes y no había muchos materiales depositados en el suelo. Sí han apuntado que el agua podía cubrirlo, dado que la profundidad en algunas zonas supera los dos metros, y han opinado que alguien que supiera nadar no habría tenido más problema que el de ir hasta la orilla.

La Fiscalía también le ha preguntado a los bomberos por la zona en sí, intentando dejar claro que aquello no son exactamente los Baños de Popea, que estarían más arriba, sino una parte del río Guadiato. La madre ya declaró durante la primera sesión que si hubiera sabido con exactitud el lugar de la excursión no habría autorizado a su hijo a ir porque no se le daba bien nadar.

También han declarado dos agentes de la Guardia Civil, que han señalado lo mismo, que la zona de agua no era especialmente peligrosa, pero que sí consideran algo más complicado acceder a la misma, ya que había que bajar por un terraplén. Uno de los agentes del Instituto Armado que ha declarado fue, además, el que solicitó al profesor acusado un vídeo que había estado grabando durante ese día en el que se ve al grupo de niños, incluido Juan David, nadando hacia esas cascadas.