Marcelino Ferrero fue concejal de Turismo en el Ayuntamiento de Córdoba, pero esa etapa no es la que le recuerdan cuando lo saludan por la calle. Casi de forma perpetua, el cargo que siempre acompañará a Ferrero será el de concejal de Festejos. Es, posiblemente, el concejal que más años haya estado en Capitulares. Estuvo de 1983 a 1987 y después de 1999 a 2011 en los mandatos de Julio Anguita, Herminio Trigo, Rosa Aguilar y Andrés Ocaña.

Quedamos con él en la portada de la Feria, o en lo que queda de portada, o en lo queda de Feria, que es prácticamente nada. Hace calor de mayo, pero Ferrero viene de traje porque acaba de celebrar su 48 aniversario de casado. En la solapa, un clavel rojo, flor que se convirtió en su símbolo. Recuerda, eso sí, que ya lo llevaba mucho antes de ser concejal y que lo siguió llevando tiempo después, siempre durante las fiestas, las que vivió como responsable político, pero también durante muchos años como oficial de electricista en la Electromecánicas.

Se confiesa amante del flamenco, es más, lo saca a colación en casi todas las preguntas que se le hacen, y guarda una forma envidiable. La misma mañana de la entrevista se ha hecho 84 kilómetros a lomos de su bici de carretera, al día siguiente no podrá pedalear porque ha quedado para ir de Patios.

- Estamos de centenario en los Patios, ¿cómo han cambiado desde su época de concejal?

- Los veo bien, bonitos, con participación y eso me agrada porque soy un gran admirador del festival y del concurso, que son dos cosas distintas. En el festival tiene que haber actuaciones para dar esplendor al concurso, no solo por su belleza, sino porque haya un poco de flamenco, que Córdoba tiene mucha relación con el flamenco. Aquí sí quiero hacer una reivindicación. Después del primer Concurso Nacional de Arte Flamenco, que se celebró en Granada organizado por Lorca y Falla, en el año 1922, quien lo retoma, dándole máximo esplendor, es Córdoba poniéndolo dentro de los Patios. Lo organiza el Ayuntamiento en 1956 y eso hay que reivindicarlo, el flamenco hay que defenderlo. Yo, por ejemplo, no tengo nada en contra de Sevilla, pero la Junta la apoya enormemente en todo lo que organiza de flamenco. Córdoba tiene que tener ese mismo apoyo porque ha tenido mucho que ver en su desarrollo. Aquí han sido premios Vicente Amigo o Paco de Lucía, los políticos deben defender el flamenco en Córdoba.

- Sobre los Patios, siempre ha dicho que después de la Mezquita viene esta fiesta.

- Y lo mantengo, aunque lo más importante de Córdoba son los cordobeses, que es lo que más vale. Y sobre la Mezquita, yo estuve cinco años de concejal de Turismo y visité sitios para ver otras mezquitas y la nuestra es una maravilla, es única en el mundo. Córdoba era la ciudad de las tres culturas, no había problemas y ahora sí los hay. A lo más importante que tiene la ciudad le llaman «Santa Iglesia Catedral Antigua Mezquita Aljama» y eso no tiene sentido. Esta es la Mezquita de Córdoba y bueno, Mezquita-Catedral. Luego para la propaganda a nivel turístico sí le dicen Mezquita, para que venga la gente y llevarse los dineritos. Eso sí, desde mi posición se vuelve uno más reivindicativo, para los que gobiernan y para los otros: hay que ser exigentes con el trato que se le da al Casco, no se puede estropear, cuando el nombramiento no se le ha dado a otras ciudades es por algo.

"Hay que ser exigentes con el trato que se le da al Casco, no se puede estropear"

- Volviendo a los Patios, ¿cree que se trata bien a los cuidadores?

- Yo voy a defender que siga habiendo concurso y que no se olvide de dónde viene. Puede que estén perdiendo la esencia. Antes eran varios los que vivían en los patios y los cuidaban, ahora vive una persona donde antes vivían varias familias. Y obviamente quieren apoyo. Cuando yo era concejal de Festejos se le dio un apoyo importante y ahora se le sigue dando. No hay que olvidarse de ellos y se podrían declarar patrimonio de la ciudad para que no puedan modificarse, el que viva ahí tiene que mantenerlo.

- Se repite mucho lo de que la fiesta puede morir de éxito, ¿cree que eso es cierto?

- Por supuesto. Pero tampoco tenemos la culpa de que venga la gente después de la declaración de la Unesco. Hay que organizarse, podría ampliarse al mayo completo y siempre controlando las entradas, sobre todo ahora por el covid-19. Pero incluso sin covid no debe haber aglomeraciones, hay que decirle a la gente que el patio hay que admirarlo y disfrutarlo y recordarle que cada año es distinto, que «no se tocan las plantitas».

- ¿Son los Patios más de Córdoba ahora que son de toda la humanidad? ¿Era así en su época de concejal?

- Para mí sí, yo sí los sentía míos porque siempre he sido un enamorado de los Patios. También soy un enamorado del flamenco. Cuando a mí me llegó fue en el Marimar, un bar que había en la salida de Córdoba para Sevilla y vi bailando a la Tomata descalza y yo eso no lo había visto en mi vida. También recuerdo cuando el Pisto estaba en el Realejo y vi allí cantando al Pele y a Chaparro. Con los Patios pasa lo mismo, ahora tienen más renombre, están más comercializados y los vecinos exigen más y lo entiendo porque un patio no puede ponerse bonito en 15 días, cuando el patio se ha arreglado en 15 días se nota. Y hay que colaborar porque es nuestro.

- ¿Tiene algún patio favorito?

- Me gustan muchos, pero yo quería mucho a Carmen Montilla, así que me quedo con el de la calle Trueque. Y muchos más, también el de San Juan de Palomares, por ser de los antiguos, y de los modernos me gustan los de Barrionuevo o algunos del Alcázar Viejo. Pero me gustan más los de arquitectura antigua porque esos patios son bonitos aunque las flores estén regular.

- ¿Dejó aparcado en algún momento el mayo festivo cuando salió del Ayuntamiento?

- Nunca. Yo tengo una vivienda en Isla Cristina y no me voy hasta que no termina la Feria. Eso sí, ahora me gusta más la Feria de día, antes me gustaba de día y de noche. Ahora me voy al mediodía y estoy hasta las cinco o las seis y cuando hay toros me voy a los toros, que también soy aficionado y defensor de la fiesta taurina. Comprendo que el toro es un animal y sufre y eso no lo llevo muy bien. Cuando un ecologista me dice que está en contra de eso yo digo que también tiene que estar en contra de comerse una lechuga, que la cortan siendo mocita.

- ¿No es lo mismo, no?

- Sí, sí. Deja a la lechuga que crezca, o como cuando una gallina está explotada para dar huevos.

- ¿Le dicen alguna vez que hay contradicción entre ser de izquierdas, como usted es, y que le gusten los toros?

- Picasso era taurino y hay un montón de gente de izquierdas taurina. Yo soy de izquierdas porque soy defensor de la clase trabajadora, de los más pobres. Soy democrático, no quiero violencia para nadie.

- Volviendo al mayo festivo, en este caso a la Feria, ¿se queda con la antigua o con la más moderna, la de El Arenal?

- Nosotros somos cinco hermanos y mis padres nos llevaban a la Feria, que se celebraba en Vista Alegre y luego a la Victoria. La verdad, ¿dónde va a parar una feria con arboleda natural, con mil entradas, céntrica, comparada con la de ahora? Pero es verdad que era perjudicial por si surgía cualquier problema. En El Arenal pierde encanto. Cuando estaba en el centro dabas un paseo y estabas en la Feria. Eso sí, ahora se está perdiendo el encanto porque la de Córdoba era una feria muy particular, de casetas abiertas y ahora parece que quiere asemejarse a la de Sevilla. Es un error, viva Sevilla y los sevillanos con su feria porque es magnífica, pero para ellos. Córdoba es distinta, pero ocurre igual con la Semana Santa. La de Sevilla es única, Málaga tiene otra totalmente distinta, pero Córdoba quiere copiar a la de Sevilla y no, tú haz tu Semana Santa como tengas que hacerla, con tu personalidad y con la Feria, lo mismo. Para mí la Feria está cambiando a peor. A mí me gustan las casetas tradicionales, pero también me gustan las populares para que todo el mundo pueda entrar, tenemos que ser distintos. Allá ellos.

"Córdoba quiere copiar la Semana Santa de Sevilla y no, tú haz la tuya como tengas que hacerla, con tu personalidad y con la Feria, lo mismo"

- ¿Y las Cruces han cambiado?

- Tendrían que tener más apoyo porque son las primeras. Eso sí, primero tiene que celebrarse la Batalla de las Flores, que debería celebrarse siempre en abril porque anuncia el mayo festivo. Y luego las Cruces, porque tenemos de todo, Córdoba es completita, yo al mes de mayo le llamaba el mes del desmayo por la cantidad de cosas que había. Por eso no me gustan que le quiten cosas y se lleven la Cata a abril, el Concurso Nacional de Flamenco… no pasa nada porque haya muchas cosas, que cada uno vaya a lo que más le interese.

- ¿Y la Cata cómo la ve?

- Que sea céntrica está bien, pero el sitio debería ser más amplio, más controlado sobre las personas que pueden entrar.

- Llevamos dos años sin ninguna de estas fiestas, a excepción de los Patios, ¿se echan de menos?

- Mucho. A mí me gusta la primavera, soy amante de abril y mayo, como dice la copla. A mí me gustaba la Semana Santa porque se pasaba del invierno a la primavera. Pero bueno, hay que adaptarse.

- ¿Con qué se queda de su etapa en la concejalía?

- Mi relación con la gente, yo escuchaba a todo el mundo porque estaba en un cargo público, donde hay que trabajar, ser honrado y ser honesto. Me han dicho frases que me llenan de orgullo como «Marcelino, no soy de los tuyos, pero te echamos en falta» y me lo dice gente de derechas. Pero no echo en falta ser concejal. Como dice mi amigo Dionisio: «Ahora que no eres concejal ya eres persona, ya puedes vivir».

- ¿Qué le parece que la concejalía se llame ahora Promoción de la Ciudad?

- Uf…yo ya tengo una edad y si digo esto me dirán que estoy mayor, pero no comprendo esas cosas. Esto tiene que ser ferias y festejos, Córdoba en mayo o Córdoba y sus festejos.

- Imagino que tuvo mucha relación con las peñas, ¿han perdido fuelle?

- Están perdiendo militantes. Antiguamente, la forma de juntarse un grupo de amigos, ya fuera de fútbol, flamenco, dominó o pesca, era las peñas. Se ve que hay menos peñistas porque los jóvenes dicen «nos vemos con la peña» y eso es un grupo de amigos que se ven el tal bar y no tienen estatutos, claro. Es una pena porque aquí ha habido un ambiente peñístico estupendo. Ahora va en decadencia por naturaleza.

- Con respecto a su actividad política y sindicalista, ¿sigue activo?

- Soy afiliado al PCE desde 1964 y sigo pagando la cuota, y por estatutos a IU, y también de CCOO, ahí estaré hasta que me muera.

- ¿Cómo valora el movimiento sindical actual?

- Se está perdiendo porque tampoco hay grandes empresas donde antes estaba el movimiento sindicalista fuerte. Yo cuando entré en la Electromecánicas había 4.000 personas trabajando y llegó a haber más de 5.000, ahora hay tres empresas y tienen 200 personas. Pero tenemos que darnos cuenta de que la mayoría de la sociedad es trabajadora, no empresas que quieren ganar dinero explotando a esos trabajadores.

- ¿Es más sindicalista o más concejal de festejos?

- Concejal de festejos. Sindicalista, mi hermano Paco.