Si escuchas que la plaga está en una tierra, no vayas allí, y si aparece en una tierra donde estás, no salgas de ella», dijo el profeta Muhammad hace 1.300 años. Y con esa frase por bandera vivirá este año la comunidad musulmana su Ramadán más íntimo, que comienza hoy y que afrontará de manera distinta a la habitual, aunque no por ello dejará de ser una celebración «ilusionante», pese a ser mucho más «introspectiva» de lo normal, ya que los actos comunitarios y sociales que conlleva no podrán llevarse a cabo debido a la crisis sanitaria que tiene a la población confinada en sus casas. Así, no se podrá orar ni hacer la ruptura del ayuno en comunidad, del mismo modo que no se podrá visitar a amigos y familiares, por lo que este Ramadán puede ser una oportunidad para estrechar las relaciones familiares al ayunar en casa y para vivirlo de una manera más espiritual

Hanit Escudero y su familia, desde Almodóvar, no podrán compartir esta fiesta con sus allegados, pero sí llevarán a cabo el ayuno, «lo que no supone ningún problema, ya que normalmente esta parte de la celebración se realiza en un ámbito más recogido e individual». «Echaremos de menos romper el ayuno en compañía, compartiendo los alimentos y experiencias al final del día», dice Escudero, que asegura que «la comunidad musulmana está muy concienciada de la importancia de respetar el confinamiento, por lo que buscaremos todas las alternativas posibles con las herramientas on line de las que disponemos para tratar de compartir esos momentos».

«Entendemos que nunca una práctica religiosa está por encima de una cuestión sanitaria», continúa Escudero, que vivirá el Ramadán con su mujer y sus hijos y notará la falta de sus hermanos. «Ya se hará el año que viene», dice con conformidad. También se resigna a la situación Antonio de Diego, el imán de Junta Islámica, que vivirá completamente solo este periodo, lo que se presenta como «un duro reto».

«La fuerza comunitaria es muy necesaria, ayuda mucho, sobre todo por el hecho de compartir y darse a los demás» y la idea ahora es «hacerlo de otra manera», dice el imán. Pese a todo esto, De Diego tiene confianza en que «va a ser una buena experiencia» porque «nuestra tradición islámica a veces también exige esa soledad, ese trabajo más interior» y, según señalaba el sabio Al-Ghazali, «se debería vivir un Ramadán en soledad al menos una vez en la vida». El imán cree que la comunidad musulmana se enfrentará bien a estas condiciones porque, «si algo tiene, es resilencia, lo que ha mostrado en diferentes ocasiones». Por otro lado, De Diego va elaborar una serie de videos para difundir a través de Youtube con contenidos en torno al ayuno y a esta celebración.

Por último, Isabel Romero, presidenta de Junta Islámica, coincide en que lo que más extrañarán este Ramadán es la actividad social. «Todo se va a reducir al núcleo familiar», además de que este año «tampoco se podrá hacer la peregrinación a la Meca, que afecta a todo el mundo», continúa Romero, que, por un lado, siente «mucha tristeza», aunque también cree que «también es una oportunidad para hacer una vivencia más introspectiva».