En una ciudad casi fantasma, sin gente en las calles y con la ausencia total de los visitantes que suelen llenar todos los rincones de Córdoba en esta época del año, el gremio del taxi, que palpa desde sus vehículos la inactividad que reina, es otro de los grandes afectados por este aislamiento al que obliga la crisis sanitaria del coronavirus. «No nos llega ni para el gasoil», sentencia José Hoyos, presidente de la Asociación E-Taxi Córdoba, que califica la situación como «catastrófica», además de tener «pocas esperanzas» en las ayudas que ha prometido el Gobierno a los trabajadores autónomos.

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En el mismo sentido se manifiesta Miguel Ruano, que está al frente de la Asociación Provincial del Taxi de Córdoba. «Sin personas por la calle, el taxi no hace nada», asegura Ruano, que explica que actualmente solo trabaja una cuarta parte de la flota debido a la normativa impuesta, que hace una recaudación de un 80% menos de lo que haría en un día normal, pese a los pocos taxis que circulan. «Nunca vamos recuperar estas pérdidas y el futuro es una incógnita, pero dudo mucho que volvamos a una normalidad como la que vivíamos antes», continúa el taxista, que se queja de la actuación del Gobierno, «que no está haciendo nada por los autónomos, en general, y por el taxi en particular».

El presidente de este colectivo asegura que la realidad es que «las ayudas que están pidiendo estos trabajadores en base a la prestación extraordinaria, hasta ahora, se están rechazando o pidiendo justificaciones de la caída de la actividad, lo que es una vergüenza porque todo el mundo sabe en qué situación vive España».

Al margen de toda esta problemática, Ruano reconoce que estos días está circulando «por una ciudad desconocida», lo que se hace difícil para un profesional «que vive del tráfico, de la bulla y del movimiento». «Es muy impactante», continúa Ruano, que asegura que ante los pocos clientes que solicitan sus servicios toman todas las medidas de seguridad y precaución. «Cada vez que finalizamos el recorrido desinfectamos el vehículo, limpiamos todas las zonas que haya podido tocar el cliente. Tenemos un master en productos desinfectantes», dice. En las paradas de taxi de la estación del AVE y la de El Corte Inglés, que son las que más vehículos acumulan normalmente, ahora apenas hay tres o cuatro, y las solicitudes del servicio de radio taxi, que actualmente teletrabaja, también han caído estrepitosamente.

Por su parte, Hoyos, que ha pedido que este sector sea reconocido como servicio público de riesgo y, por tanto, que se le aplique de manera urgente los test Covid 19, tampoco tiene mejores expectativas ante esta situación. «El sector está totalmente hundido», dice, y los únicos servicios que atienden sus asociados son los que se derivan de sus convenios sanitarios, como llevar a enfermos a diálisis. En cuanto a las promesas de ayudas por parte del Gobierno, «yo ya soy muy mayor para creerlo hasta que no lo vea», asegura este taxista.