La reforma que permitirá que el mercado de La Corredera albergue otros usos y que se instalen negocios de hostelería y veladores se encuentra en su recta final. Los trabajos, adjudicados por el área de Gestión, Comercio y Mercados del Ayuntamiento a Remake Diseño por 48.521 euros y un plazo de tres meses, están «prácticamente acabados» a falta de «retoques», según explica el responsable de Gestión, Antonio Álvarez, entre ellos, embellecer los paneles y cambiar la iluminación.

La obra ha consistido en la remodelación de los pasillos laterales para poder dar cabida a cualquier actividad excepto la de pescadería, que se mantendrá en el centro. De esa manera podrán instalarse establecimientos de hostelería, que tendrán la posibilidad de colocar veladores en los pasillos laterales. El área que dirige Álvarez «ultima» el pliego de condiciones para sacar a concurso once puestos, de los que cuatro podrán albergar cualquier actividad, incluida la hostelera. El mercado tiene 45 puestos, de los que 30 están adjudicados por concesión administrativa y cinco se encuentran en precario, mientras que diez están libres. Álvarez explica que se están analizando los criterios de puntuación.

Estas no son las únicas actuaciones pendientes. Álvarez relata que en el mercado de La Corredera hay otros problemas que hay que solventar como las goteras del lucernario. «Con Infraestructuras se está viendo cuál es la mejor forma de actuar», si «arreglar las juntas de los paneles del techo o sustituirlo por otro que climatológicamente sea más adecuado», afirma. A esto se suman las filtraciones que se producen en el sótano, cuya solución estudia Urbanismo. Por último, el mercado necesita sistema de climatización. Según Álvarez, la instalación «depende de la solución técnica que se le dé al techo». En este último proyecto trabaja Infraestructuras.

Los comerciantes del mercado Sánchez Peña se muestran satisfechos por la reforma pero piden que se acometan las actuaciones pendientes. El presidente de la asociación de comerciantes, Rafael Cobos, recuerda que «hay que arreglar la cúpula y el aire acondicionado y eso repercutirá en que entren clientes, ya que en verano, con una temperatura de 44 grados, la gente no viene».

Los placeros consideran positivo que se saquen a concurso los puestos libres. «Queremos que se abran todos para que haya mayor afluencia de clientes», aunque, eso sí, reclaman que haya «una normativa y que esta se cumpla». Cobos recuerda que «ya hubo hostelería aquí y salimos mal parados porque los horarios son diferentes». En este sentido, pide que establezcan «unas normas de convivencia» y poder «compatibilizar los horarios de la limpieza de los puestos con los de la hostelería». Los comerciantes quieren que se puntúe más en la adjudicación a los que están en precario y que quieran optar a un puesto o a los que deseen ampliar su negocio. «No es lógico -señala- que no tengan más puntos que el que venga de la calle». Los placeros, que suelen pagar una media de 200 euros al mes, a la que se suma el coste inicial de la concesión, desconocen las reglas que se establecerán sobre el canon.