La lactancia materna es «la forma ideal de aportar a los bebés los nutrientes necesarios para su crecimiento y desarrollo saludable», según apunta la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), quienes aconsejan dar el pecho como mínimo durante los primeros seis meses de vida y afirman que es posible mantener la lactancia hasta al menos los dos años.

19 de cada 20 cordobesas se deciden por la lactancia natural después del parto en el Hospital Reina Sofía debido a sus numerosos beneficios, según asegura Alicia Vega, matrona referente de lactancia en este centro. Y es que la lactancia materna protege al bebé de contraer infecciones durante 6 meses, favoreciendo su desarrollo inmunológico y optimizando su pleno desarrollo. Además, también favorece la recuperación de la madre después del parto, regula su peso de forma gradual y previene el cáncer de mama. La lactancia debe gestionarse «a demanda del bebé», explica Lourdes del Río, supervisora del servicio de Neonatos, quien añade que «no existen horarios ni rutinas, es el bebé el que demanda cuándo quiere alimentarse», aunque es recomendable de 8 a 12 tomas diarias.

Las especialistas de la unidad de este centro fomentan el método canguro, en partos naturales y por cesárea, para favorecer la lactancia materna y el agarre de pecho. Esta técnica de «piel con piel» se realiza durante el primer minuto de vida del pequeño y consiste en «colocar al niño sobre el vientre de su madre para que trepe hacia el pecho y se cree la sensación de alerta tranquila entre ambos», dando lugar a un vínculo «de íntima relación» entre el bebé y la madre, detalla Vega. De hecho, «este espacio se asemeja al ambiente uterino al escuchar el bebé la respiración y el latido del corazón de la madre», subraya Lourdes del Río.

Un estudio realizado por el personal de la unidad de este centro hospitalario determina que, tras la implantación del método canguro, 8 de cada 10 recién nacidos recurrían a esta técnica.

Algunos de los beneficios de este método son la estimulación de la producción de la leche; la estabilización del ritmo cardíaco y la regulación de la temperatura corporal, que crea una sincronía térmica con el bebé.

Vega destaca que durante el periodo de lactancia «hay momentos de crisis por parte de las madres, ya que «temen no producir la cantidad idónea de leche», pero «eso no significa que sea así», añade. «Lo que ocurre es que el bebé debe vaciar un pecho completamente y demandar más para que se produzca más leche».

La lactancia puede llegar a verse interrumpida por factores externos. Vega considera que «el momento de disminución de la leche coincide con la incorporación laboral de la madre a los 3 meses».