La sentencia señala, a la hora de determinar la autoría de las manipulaciones informáticas, que los cuatro acusados han incurrido en un "batiburrillo de incoherencias". Dice que "la más flagrante" es aducir que los expedientes informativos no pasaban de ser meras herramientas de trabajo, porque si ello es así "para qué tanto reparo en negar la evidencia", esto es, que "la autoría ha de imputarse a los cuatro acusados porque solo ellos podían beneficiarse de las manipulaciones". "Unos --señala la resolución-- para que no quedase al descubierto, en el mejor de los casos, su desidia o, en el peor, la intención de favorecer a sus compañeros. Y otros para ocultar su incuestionablemente reprochable proceder, pues siendo agentes adscritos al Servicio de Disciplina Urbanística se estaban construyendo una casa sin la licencia pertinente".