La búsqueda en la finca de Las Quemadas propiedad de los abuelos paternos de Ruth y José, los niños desaparecidos hace ya casi nueve meses, sigue sin arrojar luz sobre su paradero. El viernes acabó la segunda semana del nuevo registro autorizado por el juez del caso, José Luis Rodríguez Lainz, a petición de la acusación particular, y lo hizo sin novedad. A pesar de lo exhaustivo de la búsqueda y de los medios sofisticados que se han empleado no hay ni rastro de los niños ni del habitáculo que, según una hipótesis apuntada por el magistrado, pudo preparar el padre de los niños, José Bretón, para ocultar los cuerpos.

"Si lo que pretendía el encartado José Bretón, en la cárcel por la desaparición era causar el mayor mal posible a su esposa en despecho por la que consideraba humillante ruptura de la relación matrimonial, es evidente que la solución que menos problemas podría acarrearle era la de matar a sus dos hijos y hacerlos desaparecer, contando como contaba de un amplio margen de tiempo para organizar un pequeño habitáculo para dar cabida a lo que no eran sino dos pequeños bultos con un peso no muy superior a los 30 kilos en total". Así lo apuntó el juez en uno de sus autos y así vino a justificar el nuevo rastreo en un terreno que ya fue peinado en los primeros días de la desaparición con unidades caninas y georradar, en el que también se hicieron catas, se levantaron solerías y se tiraron abajo falsos techos.

¿Por qué volver entonces al mismo escenario? Primero porque la finca ha estado siempre en el punto de mira de los investigadores. Allí, en teoría, entró Bretón con los niños aquel 8 de octubre, pero no hay ninguna constancia de que llegaran al parque Cruz Conde y se perdieran, como sostiene el padre. Por tanto, consideran que en la finca, donde estuvo Bretón entre las 13.46 y las 17.30 horas, está la clave. El propio juez señaló en uno de sus autos que Bretón fue en numerosas ocasiones, al menos 11, a la parcela familiar de Las Quemadas en el periodo entre el 15 de septiembre y el 8 de octubre. Durante ese tiempo "estuvo ideando la estrategia para, aprovechando tener a sus hijos en su compañía, hacerlos desaparecer". Llegó a pasar "noches enteras estudiando y dando cumplimiento a su plan preconcebido", según el magistrado. Y segundo motivo para volver a registrar la finca: agotar hasta la última posibilidad de encontrar una pista sobre el paradero de los niños apoyándose en medios más sofisticados.

Así, el primer tramo de la nueva búsqueda se desarrolló entre el lunes 11 y el jueves 14 de junio. Durante cuatro días, en los que incluso la madre, Ruth Ortiz, participó para señalar posibles anomalías en la casa y en el terreno, agentes policiales de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) y del Grupo Operativo de Intervenciones Técnicas (GOIT), con ayuda de cámaras térmicas y microcámaras, peinaron la finca, en la que también trabajaron excavadoras, arqueólogos y geólogos. Todo resultó infructuoso y los trabajos quedaron suspendidos hasta el lunes 25. Ese día, amén de las excavadoras, volvió a entrar en escena el georradar y se hicieron termografías para analizar el subsuelo, esto mediante el empleo de una cámara especial instalada en un helicóptero de la Policía. Como resultado, se señalaron diez puntos calientes , pero en ninguno se encontró nada relevante. Tampoco con el georradar. Los especialistas han descartado como interesantes las anomalías señaladas. Apenas unos restos óseos de perros, un trozo de un guante y una toalla fue todo lo hallado hasta el pasado viernes. Pero tras una reunión de los investigadores y los técnicos con el juez, amén de los abogados, Rodríguez Lainz ha acordado que los trabajos continúen al menos durante la semana próxima.

Puntos de vista

La idea no es otra, como ha apuntado la Fiscalía, que "agotar al máximo todas las opciones". O como viene apuntando la abogada de una "desesperada" Ruth Ortiz, María del Reposo Carrero, utilizar todos los medios para levantar la parcela en la seguridad de que "si los niños están en la finca los vamos a encontrar". Hasta ahora no ha sido así, y "no han encontrado nada porque los niños no están allí", insiste el abogado de Bretón, José María Sánchez de Puerta. Y claro, "mientras no aparezcan los cadáveres", otra de las hipótesis es, según el subdelegado del Gobierno, Juan José Primo Jurado, que los pequeños sigan con vida. La búsqueda, por ahora, continúa.