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Un hijo y toda una vida que quedaron atrás

Cuando Cosmas decidió convertirse en emigrante, sabía que no sería fácil aunque su llegada a España ha estado llena de sorpresas. "Imaginaba las ciudades de Europa más bonitas, con otro tipo de edificios, no es que crea que Córdoba por ejemplo es fea, pero cuando uno sueña con algo siempre lo imagina más impresionante", explica. Desde que se instaló a este lado del mundo, no ha dejado de contactar un día con su hijo y a su madre, a quienes intenta ayudar en la medida de sus posibilidades. A pesar de la nostalgia y de los obstáculos, está convencido de quedarse en Europa. "Por muy mal que aquí estén las cosas, hay oportunidades para mejorar, algo que en mi país no existe", afirma. Positivo y optimista, confía en sus posibilidades. "Ahora hay muy poco trabajo, pero esto cambiará y yo quiero estar aquí para prosperar".

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