Tres expertos ofrecen otras tantas visiones, coincidentes en lo esencial aunque desde distintos puntos de vista, sobre la caída de la capacidad de ahorro en la provincia.

EDUARDO MOYANO. El director del Instituto de Estudios Sociales Avanzados (IESA), ofrece una doble interpretación del desplome de la capacidad de ahorro de los cordobeses. Por una parte, "la crisis golpea con tanta virulencia que la gente ya no tiene dinero para ahorrar, sino que debe destinarlo al gasto, y a gastos básicos si nos referimos a la capa más amplia de la población, a los pensionistas y a los parados", comenta este experto. La clase media todavía conserva cierta capacidad de ahorro, pero afronta, como el resto de la población, otro problema importante: la dependencia de los hijos. Eduardo Moyano señala que se está produciendo un fenómeno social en el que hijos que antes trabajaban vuelven a casa, o prolongan su periodo de formación a través de másteres y postgrados. La Universidad pública, con sus tasas tan bajas, "iguala a todo el mundo", comenta, pero la gente es consciente de que, "cuando se vaya saliendo de la crisis tendrán más oportunidades los mejor preparados", y este tipo de formación suplementaria en el extranjero o en escuelas de negocios puede ser lo que marque la diferencia, por lo que muchas familias están destinando a este fin ingresos que en caso contrario engrosarían sus ahorros.

En el mapa provincial, el director del IESA señala zonas "muy golpeadas" por la crisis, como la industria auxiliar de Lucena, y, en cuanto al sector agraolimentario, que "siempre ha tenido gran capacidad de ahorro", está viendo cómo se reduce por la pérdida de rentabilidad de la agricultura, en la que las subvenciones de la Unión Europea tienden a la baja y los costes de los insumos (energía, fertilizantes) se disparan.

Pero aún señala Eduardo Moyano un aspecto más: "Un problema de la capacidad de ahorro es que te haces la pregunta ¿qué ahorras? Con la volatilidad del sistema financiero casi se prefiere gastar". En este sentido, señala que la tendencia de las personas que tendrían cierta capacidad de ahorro es a "quitarse deudas", hipotecas u otros préstamos, antes que a invertir el dinero. Y es que "la situación económica tiene mucho de psicología, y ahora mismo es de desesperanza y pesimismo brutal que nos lleva a ser conservadores. Es un círculo perverso --remata Eduardo Moyano-- de menos consumo y menos ahorro".

PEDRO PABLO PEREZ El profesor del área de Economía y secretario académico de ETEA recuerda que el comportamiento de los actores económicos se basa en expectativas, y la secuencia de los acontecimientos así lo acredita: primero, al comienzo de la crisis, hay miedo y se retrae el gasto y se ahorra; después, la situación de crisis se hace duradera, se produce una caída de rentas "real y efectiva", se pierden ingresos y "no solo cae el consumo, sino el ahorro", ya que los ciudadanos "aplican su ahorro al consumo para poder mantener los niveles mínimos" a los que estaban acostumbrados, comenta Pedro Pablo Pérez.

¿La situación llevará a un empobrecimiento casi generalizado? "Sin duda --opina este economista--, porque el patrimonio de la población se destina a subsistencia: la caída no solo se produce en el ahorro monetario, sino que las inversiones reales se convierten en dinero para subsistir". Y, por desgracia, es difícil que el panorama se aclare antes del año 2015, pues los expertos cada vez fijan más lejos la recuperación. ¿Cómo resistir? La clave está en el empleo, y para Pedro Pablo Pérez, además de que influiría la capacidad del próximo Gobierno de generar confianza entre los empresarios, sería necesario flexibilizar el mercado laboral para que haya "menos miedo" a la contratación. Esa flexibilidad sería, sobre todo, quitar los límites a la salida de la fuerza laboral de las empresas, es decir, facilitar el despido de forma que no haya tanta reticencia a la contratación.

MARIA SUAREZ-BARCENA Con la directora de la sociedad de valores Renta-4 en Córdoba se puede analizar el comportamiento de la pequeña capa de la población cordobesa que no solo puede ahorrar, sino que busca fórmulas para invertir y rentabilizar esos ahorros. María Suárez-Bárcena señala, como denominador común desde que empezó la crisis, un empeño de los clientes en tener un asesoramiento exhaustivo y en conocer a fondo los productos financieros en los que invierten, saber claramente qué han contratado. Luego, el comportamiento varía según el carácter conservador o más arriesgado de los inversores. Así, "los conservadores compran muchos bonos de empresas, de grandes empresas como Repsol o Telefónica, que dan más rentabilidad que los depósitos", mientras que "las personas con más capacidad de riesgo están aprovechando las caídas de la bolsa, que está de rebajas y habrá que aprovechar". Comenta que los dividendos son altos y corresponden a empresas que tienen su negocio diversificado fuera de España, por lo que el futuro no es tan incierto. De hecho, añade, su compañía había duplicado hasta septiembre pasado el negocio de todo el año anterior.