Un dentista y un protésico han sido condenados al pago de 450 euros de multa por una falta de lesiones por imprudencia después de que una paciente presentara una denuncia al no quedar satisfecha tras un tratamiento al que fue sometida.

Queda probado que la paciente acudió a la clínica del dentista porque tenía oclusión de piezas dentarias, sequedad, infección y caries. El dentista le propuso un tratamiento y encargó al protésico la piezas. Después de varias pruebas, "el tratamiento no llegó a buen puerto", pues la paciente seguía padeciendo mala oclusión e inflamación de encías "en piezas dentarias al no estar bien ajustadas". La paciente fue indemnizada.

El fiscal y la acusación particular solicitaron que se les juzgara por un delito de lesiones, que luego rebajaron a falta. Contra esta sentencia cabe recurso.