Hace años que Manuel Ortiz es conocido en Córdoba como hermano Manolo, un nombre que hasta el pasado mes de octubre, cuando se supo que un empleado de su congregación estaba siendo investigado por abusos sexuales, solo aparece vinculado a obras de caridad y a la prolífica labor social que los Hermanos de la Cruz Blanca realizan en la ciudad desde hace más de treinta años. Superior de la casa familiar San Francisco de Asís, actúa como director gerente y cara visible del centro, que tiene 54 plazas para discapacitados y otras 15 más para centro de día. Su imagen, entrañable y popular, justificó que el Ayuntamiento lo eligiera el año pasado para ocupar en la cabalgata de los Reyes Magos el puesto de Gaspar, desde donde lanzó a los cordobeses caramelos y una petición de solidaridad para los tiempos de crisis que se estaban viviendo. Cada año, en Navidad, los Hermanos de la Cruz Blanca cocinan en la sede de la congregación sus tradicionales migas, un encuentro donde se dan cita desde autoridades, a familiares y amigos de la entidad y que en su última edición recibió a un gran número de personas, lo que se interpretó como una demostración social de apoyo tras los momentos vividos a raíz de la investigación. Desde hace un lustro, la congregación recauda además fondos mediante una corrida de toros benéfica. La impecable trayectoria pública del religioso ha hecho especialmente duro para los cordobeses que, de una forma u otra, conocen al hermano Manolo, asimilar que, si bien hasta la fecha no ha sido acusado, esté siendo investigado por la Policía y la Fiscalía por presuntos abusos sexuales y malos tratos a los niños a los que siempre ha defendido.

En octubre, una vez abierta la investigación citada en la Cruz Blanca, el hermano Manolo fue el primero a quien se pidió explicaciones y declaró voluntariamente ante la Policía como testigo. El franciscano dijo que ya había tenido conocimiento de los hechos y había actuado contra el supuesto agresor, que más tarde fue detenido en Granada. La congregación explicó que su intención era denunciar el caso en los tribunales, algo que nunca tuvo lugar. La investigación se dio a conocer coincidiendo con una visita a su sede de la Reina Sofía, que fue cancelada por parte de la Casa Real.