Faltaban cinco minutos para las ocho de la tarde del 22 de junio del 2014. Aún había ultras de Las Palmas agolpados a pie de césped, deseosos de invadir el campo. Justo en ese momento Pelayo centró, Raúl Bravo remató, Barbosa dudó y Uli remató a la red. Fueron unos segundos que la plantilla del Córdoba vivió desde diferentes ángulos. "Estaba en el banquillo, gritando, chillando para que pasara algo, y cuando vi que el balón estaba entrando me tiré al suelo con el míster y me puse a llorar", relataba Garai.

Raúl Bravo fue protagonista directo. "Cuando le doy al balón, lo siguiente que recuerdo es que López Silva me abrazaba, lloraba y me decía: "¡Gracias, Raúl; gracias, Raúl; gracias, Raúl!".

Pedro también estaba en el banquillo. "Un poco desilusionados por la gente que se había metido en el campo para invadir, para poder perder tiempo y hacerle daño al fútbol, así que salté de la rabia".

Juan Carlos lo vio desde la otra punta. "Seguí la jugada perfectamente, el centro, cómo entraba Raúl, que Barbosa no atinaba a coger el balón y que llegaba Uli. Es la segunda vez que subo de la misma manera (también lo hizo con el filial del Rayo) y es una pasada". Ni siquiera el propio Uli se lo creía. "Cuando vi que no lo habían anulado, estallé de locura".