El Patronato de las Zonas Húmedas del Sur de Córdoba se reunió este miércoles en sesión ordinaria para abordar las cuestiones más acuciantes que afectan a la preservación de los humedales que tienen encomendados, en concreto, ocho lagunas reconocidas a escala europea que forman parte de la Red Natura 2000 y dentro del convenio internacional de Ramsar, y cuyos principales retos son la sequía y la erosión.

Tras la reunión, el delegado de Sostenibilidad, Medio Ambiente y Economía Azul de la Junta, Juan Ramón Pérez Valenzuela, puso de manifiesto «la necesidad de aunar esfuerzos y trabajar en común entre las administraciones competentes para actuar sobre las principales amenazas y preservar su biodiversidad». El delegado manifestó, en esta primera reunión presencial tras dos años de pandemia, su voluntad de «centrarse en la gestión de estos humedales de Sur de Córdoba, así como de otras lagunas temporales de campiña sobre las que se aplica diferentes normativas», como la Ley de Aguas o la Ley de Flora y Fauna, entre otras.

En este sentido, mostró su «máxima implicación para actuar en beneficio de una adecuada gestión de estos espacios naturales que representan unos excelentes lugares de invernada y reproducción para las aves migratorias y demás especies protegidas que albergan».

Niveles de agua de las lagunas

La situación de sequía persiste en España y en Andalucía en particular, lo que repercute de manera directa en los niveles de inundación de los humedales endorreicos, algo que durante la sesión se explicó de manera detallada. En este contexto, el delegado informó que «afortunadamente la laguna de Zóñar se mantiene con 12 metros de profundidad, y la laguna Amarga también se encuentra con dos metros de agua, así como los Parajes Naturales de los embalses de Cordobilla y Malpasillo.

En cambio, las lagunas temporales de Tíscar, Jarales y Salobral están secas actualmente al no tener contacto con acuíferos y apenas haber podido recibir aguas de escorrentía en los últimos meses». Caso aparte, señaló el delegado, es el de la laguna del Rincón, «que llevaba desde el año 1995 sin secarse, y que desde octubre de 2021 ha permanecido prácticamente seca».

Además de la sequía, el otro gran reto al que se enfrenta la gestión de estos humedales es «el control de la erosión», señaló Juan Ramón Pérez, que supone, entre otros, trabajo, la lucha contra la colmatación de humedales por altos niveles erosivos en sus cuencas vertientes.