Los productores de sandía y melón de la provincia de Córdoba, igual que los de otros territorios de España, están mostrando su disconformidad con la campaña ciudadana que se viene difundiendo en las redes sociales respecto a los precios de ambas frutas, pues consideran que no es justa y, mucho menos, se corresponde con los que los productores perciben por su trabajo.
En Córdoba se producen unas 135.000 toneladas de sandías y melones, la mayor parte de este último cultivo que se reparte por tierras de la Campiña, y la sandía tiene su territorio en los municipios de La Vega. En total son unas 3.000 hectáreas, que son cifras muy similares a las de años anteriores, porque son cultivos a los que no les han afectado todavía los recortes de agua y la climatología les ha sido benévola este año.
Según ha informado a este periódico el secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) de Córdoba, Miguel Cobos, se está dando la circunstancia de que el intermediario llega a incrementar el precio del producto un 500% en el caso de la sandía y un 300% en el melón. Estos datos son posibles, explica Cobos, porque «hay poca oferta y mucha demanda», así como por la inflación, pero, sobre todo, por la especulación.
Para aclararlo, Cobos explica que este año los precios empezaron a principios de la campaña siendo «razonables», pues el agricultor cobraba por kilo de sandía entre 40 o 50 céntimos y el melón a unos 80 céntimos. Con esos datos «las cuentas salían», porque el agricultor «cubría gastos y le dejaba algo de beneficio», pero a medida que la producción va descendiendo, «los intermediarios se aprovechan y mantienen los precios del melón en torno a 1,50 euros y la sandía a 1 euro, cuando ellos los compran a 50 céntimos y 20, respectivamente». Con esa diferencia, apunta Cobos, trabajan con márgenes del 300% con el melón y del 500% con la sandía. Esto es algo que, a su juicio, «no tiene justificación». Por ello, «no compartimos que los intermediarios, sin poner nada, porque estos productos no necesitan tratamiento intermedio, ganen tanto».
Señala que el sector tenía esperanza en que la Ley de la Cadena Alimentaria sirviera para evitar estos desequilibrios tan grandes, pero «se está viendo que no es así, porque siguen perdiendo los de siempre, el eslabón más débil, que es el de los agricultores».
Por ello, desde UPA se exige a los intermediarios y a las cadenas de distribución con las que colaboran que «depongan esta actitud, paguen un precio justo a los agricultores y apliquen un margen justo para que los consumidores tengan más fácil acceder alimentos frescos, los más nutritivos y necesarios».
Respecto a esta situación y a la de la campaña de desprestigio de estos productos se han pronunciado también en otras zonas productoras como Castilla-La Mancha, donde la interprofesional del melón y la sandía, que ha mostrado su preocupación por dicha campaña, ha exigido que «se cumpla la Ley de la Cadena Alimentaria y se persigan las prácticas desleales, ya que la Ley de la Cadena Alimentaria de nada sirve si no se cumple, y la mayor indefensión la tiene el primer eslabón».
Además, señalan que «todos los eslabones de la cadena alimentaria deben tener sus márgenes comerciales, pero no a costa del productor».
