Acogen con hospitalidad al visitante en su modesta vivienda situada a las afueras de Girona. Se les ve relajados, ajenos a la presión mediática de las últimas horas y con la tranquilidad del que se ha quitado un problema de encima. Belkasen Saidani y su esposa, Noama, parecen felices de tener a alguienque alguien escuche sus explicaciones sobre la polémica desatada por la negativa de su hija Shaima a quitarse el pañuelo islámico en la escuela.
--¿Cómo ha ido el primer día de clase, Shaima?
--Mejor que en el anterior colegio la escuela Eiximenis. Quiero aprender catalán, porque de mayor me gustaría ser médica.
--Tus padres dicen que el año pasado lloraste mucho porque querían que te quitaras el pañuelo. ¿Entiendes lo que ha pasado?
-No, no lo entiendo, porque yo soy igual que las otras niñas y no hago daño a nadie.
--Y los padres, ¿qué piensan de lo sucedido?
--Belkasen: No imaginábamos que el pañuelo crearía tantos problemas. Respeto todas las religiones y creo que los niños pueden jugar y estar juntos sean de la religión que sean.
--Noama: El problema no ha sido de los niños, sino de los profesores. Mi hija ha ido un año al colegio y apenas habla catalán y castellano. Eso no es normal, creo que la dejaron de lado.
--¿Creen que en la escuela Annexa la situación será diferente ?
-Noama: Sí, porque el director me ha dicho que no piensa hablar más del pañuelo y *en esta escuela *hay más niños musulmanes que juegan con mi hija. Creo que a los extranjeros se les trata mejor.
--Noama, ¿es usted tan religiosa como su hija?
-Noama: ¡Qué va! Shaima sabe más cosas que yo del Corán.
--El islam no obliga a las niñas a llevar el velo. ¿Apoyarían que se lo quitara a los 18 años?
--Belkasen: No, y mi esposa tampoco. A partir de los 16 años, las chicas deben llevarlo.
--¿Y por qué no la convencen para que se lo quite ahora?
--Belkasen: Lo intentamos, pero además de buen corazón, Shaima tiene carácter.