El diestro peruano Andrés Roca Rey cosechó ayer en Gijón un triunfo rotundo de tres orejas, que pudieron ser cuatro de no ser por el presidente, en una tarde en la que Padilla, que fue volteado, salió también a hombros, mientras que Morante de la Puebla se dejó un toro vivo.

Roca Rey está que se sale. No hay plaza que se le resista. Lo mejor llegó en el tercero, al que desorejó tras una valiente y autoritaria labor. Hubo toreo encajado, hondo y sentido sobre ambas manos en series bien compactadas. Faena a más, a mucho más, epilogada con remates de y otros alardes en la distancia corta. Estocada hasta la bola y dos orejas para él.

Otra más sumó del sexto, con el que volvió a mostrar un aplomo y una firmeza extraordinaria. Toreo de mano baja, muy ajustado, muy de verdad. La gente otra vez en pie con el peruano, que volvió a agarrar una buena estocada. Le volvieron a pedir las dos orejas, pero el presidente, esta vez, dejó el premio en singular. Incomprensible actitud del palco.

Padilla se despidió a lo grande del Bibio. Lo hizo al cortar las dos orejas del buen cuarto, con el que se entregó de principio a fin. Variado con el capote, puso a la gente en pie tras un vibrante tercio de banderillas. Con la muleta hizo un desglose de su particular tauromaquia, en la que, además de derechazos y naturales, no faltaron rodillazos, alardes y guiños de cara a la galería que encandilaron al personal. El estoconazo final hizo rodar al toro sin puntilla, logrando el ansiado doble trofeo. Antes, en el que abrió plaza, un toro manso y huidizo, no pudo hacer nada el jerezano, que no le quedó otra que abreviar. El susto llegó en la suerte suprema, cuando el animal le echó mano, volteándole sin mayores consecuencias que el susto que se llevó.

Morante de la Puebla dio la de cal y arena en Gijón. Después de cortar una oreja al noble y blando segundo, al que dejó destellos de tremenda torería, el petardo llegó en el quinto, al que no pudo matar, atascándose de mala manera con los aceros, y llevándose una sonora bronca del Bibio tras escuchar los tres avisos. La plaza gijonesa registró tres cuartos de entrada en una tarde soleada y calurosa en Asturias.