Cuando los líderes de CCOO y UGT dicen que contemplan "todo", es que están hablando de huelga general. Ni ellos saben cuándo será, pero están seguros de que la habrá. Han sacado el termómetro que mide el malestar social y, desde el paro del 29 de marzo contra la reforma laboral del Gobierno del PP, la gente ha ido perdiendo miedo y dinero, tomando confianza y dándose cuenta de que no se trata de un mal momento, sino de que puede ser otro mal cuatrienio. Ahora bien, todo tiene su proceso y, al igual que Luis de Guindos, advierte en cuanto puede que habrá más recortes sociales, en la mejor interpretación de la conocida teoría del shock, Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez, avanzan en su estrategia: si no hay referendo, habrá huelga.

La multitudinaria concentración de ayer en la madrileña plaza de Colón, fue la muestra de que la política de Mariano Rajoy, "está haciendo demasiado daño", según Ignacio Fernández Toxo (CCOO) y que "hay mucha gente que no se quiere resignar", en palabras de Cándido Méndez (UGT). Los convocantes no entraron en la guerra de cifras con la delegada del Gobierno, Cristina Cifuentes, que rebajó su previsón de la víspera de medio millón a 65.000 personas.

Desde marzo, todo el mundo sabe que la situación ha ido empeorando. Entonces, el temor a secundar un paro general era la pérdida del salario de una jornada, algo nada despreciable, pero poco si la cosa quedaba ahí. Tras seis meses, dijo Toxo, el problema ya no es solo de asalariados.

Para todos, de todos los territorios de España, ha subido la luz, el gas, las tasas universitarias, los transportes, el IVA, se paga por receta, el plan Prepara se ha quedado en el chasis y las ayuda a la dependencia pertenecen al pasado, según el relato desgranado desde la tribuna. Los empleados públicos han cargado con el recorte inmediato y nadie les salva de futuras regulaciones de empleo.

En resumen: quien más quien menos es arrasado por los recortes que están transformando el Estado social y de derecho a un "Estado de beneficiencia y necesidad social", como señaló Méndez, para quien la operación tiene otra derivada: el PP facilita el "negocio a sus aliados" a través de la privatización de servicios.

Para los sindicatos mayoritarios la huelga general está más cerca porque ahora hay más organizaciones que piensan en ella. La Cumbre Social, con un amplio espectro ideológico, tiene más poder de convocatoria. En todo caso, la "llave" la tiene Rajoy. Así lo dijo Toxo, quien denunció que la derecha "aprovecha la crisis para provocar una involución social". Una regresión que, a cuenta del hacha de la UE, abre una "brecha de calidad democrática con el centro de Europa", apostilló Méndez.

La movilización de ayer no fue solo la constación de la pérdida de poder adquisitivo de las familas. El 15-S se planteó como el "catalizador" de un sentimiento de engaño, incluso para los votantes del PP, como recordó el líder de CCOO, porque Rajoy no ganó las elecciones de noviembre del 2011 con un programa de tijeretazos. Por eso se reclamó al jefe del Ejecutivo que escuche a la calle y convoque referendo.

El ambiente festivo de la jornada no ocultó una declaración redactada en términos muy duros para los actuales gobernantes. Se acusó al Ejecutivo de provocar una "deriva antisocial y autoritaria" con una política que "nos arrastra a una sociedad más injusta y menos igualitaria". Todos los intervinientes mostraron que hay alternativas a los recortes.