Los tambores roncos de luto volvieron, un año más a atemperar los ánimos en esta jornada de contrastes de la Semana Santa cordobesa, de música y calor popular a media tarde que se vuelve pura reflexión y penitencia, puede que este año más que otro porque se vieron, quizá, más hermanos portando cruces o realizando descalzos el itinerario penitencial junto al Santo Cristo de la Salud. Como manda la tradición, el Cristo volvió a ser portado por tres hermanos de la corporación, designados mediante una ceremonia de sorteo. La hermandad sigue con su cruzada para impulsar, año tras año, la costumbre que casi se perdió de los altares domésticos al paso de la procesión.