Tras contemplar ayer todas las cofradías de la jornada hacer estación de penitencia en la Catedral, no sé cómo aún hay hermandades que no se plantean el hecho de bajar a la Catedral. Cambiar el

caballo de las Tendillas por la estética del Patio de los Naranjos es casi un insulto al buen gusto, y si además a esto le añadimos el valor simbólico que representa como comunión de la Iglesia con sus cofradías, no sé donde están las dudas. Es cierto que todavía hay que pulir detalles concretos, saldar de una vez por todas el tema de la segunda puerta, rectificar horarios, informes de seguridad

etcétera, cuestiones que me consta que ya se trabaja desde el Ayuntamiento y la Agrupación de Cofradías. Sin embargo, esto no es suficiente, ya que a partir de ahora es cuando las cofradías tienen que mostrar su generosidad y no mirar a sus intereses propios, sino al bien común de la Semana Santa. Solo así, colaborando todos podremos optar a una Semana Santa con mayúscula en un entorno único en el mundo.

Poniendo todas y cada una de las cofradías su buena voluntad, con toda seguridad el próximo Domingo de Ramos podremos saborear el éxito de tener una Semana Santa no solo única e

inimitable, sino coherente con la finalidad penitencial de las cofradías.