La hermandad Universitaria se despidió anoche de la iglesia de San Pedro de Alcántara en una salida penitencial que además sirvió para trasladar a la joven cofradía Universitaria hasta su nueva sede canónica en la basílica del Juramento de San Rafael. La medida fue adoptada por la cofradía después de que el Obispado cediera al Camino Neocatacumenal el templo de San Pedro de Alcántara, que se convertirá en la sede del seminario Redemptoris Mater , un lugar formativo y de culto donde las cofradías, con el consentimiento de la Iglesia diocesana, no han tenido cabida.

Así, tanto la hermandad del Rocío, como la del Cristo de la Universidad han tenido que buscar nueva sede canónica, la primera en San Pablo y, la segunda, en el Juramento.

Esta circunstancia estuvo muy presente cuando el portón del histórico templo alcantarino abrió anoche sus puertas, como pudo verse en la mayoría del público que llenaba la plaza del Cardenal Salazar, creando si cabe mayor expectación, al saber que no era una salida más, sino la salida que marcará un antes y un después en la historia de la cofradía Universitaria.

Con este triste preámbulo, la cruz de guía se puso puntualmente en la calle. El silencio invadió el instante y como silentes figuras fueron saliendo del templo los encapuchados hermanos de esta particular cofradía de vísperas.

Poco a poco, se enmarcaba en el dintel de la puerta del templo la imagen lacerada del Cristo de la Universidad, que a la voz del capataz, Enrique Garrido, iba tomando la calle.

El silencio cada vez más rotundo era la única música que acompañaba al desgarrador Crucificado, que a buen ritmo avanzaba por la plaza del Cardenal Salazar, dispuesto a tomar la calle Romero en dirección a la Catedral.

Apenas el Crucificado había girado hacia la citada calle, ya se vislumbraba el paso de la Virgen de la Presentación. La bella dolorosa, vestida con tocas monjiles, caminaba en un paso exornado con iris morados detrás del Hijo muerto.

Tras la estación en la Santa Iglesia Catedral, la comitiva, con cientos de personas en las calles, se encaminó hacia el barrio de la Axerquía, buscando su nueva sede canónica. La cofradía se perdía por calles que jamás había transitado: Lucano, Carlos Rubio, Plaza de San Andrés, Realejo... Al cierre de esta edición el Cristo de la Universidad y la hermosa Virgen de la Presentación, aún deambulaban por las calles de la ciudad acompañada de un gran gentío camino de la nueva sede de la hermandad y de otra etapa de la hermandad.