El pasado sábado 20 de julio fui con un grupo de amigos que visitaban Córdoba a dar una vuelta por nuestro casco histórico declarado patrimonio de la Humanidad. Entre otros lugares de interés, entramos a ver lógicamente la Catedral. Tengo que decir que el personal encargado de su seguridad nos hizo sentir vergüenza ajena a los españoles que íbamos acompañando a nuestros amigos extranjeros (éramos 13 en total). Dimos una imagen tercermundista y cuasi de dictadura bananera. Siento decirlo, pero el apelativo despectivo que algunas personas usan para llamar a este personal (entiéndase, "gorilas") creo que venía como anillo al dedo en esta ocasión. La actitud prepotente y chulesca que utilizó el vigilante de seguridad para decirme que no podía explicar nada dentro de la Catedral así lo atestigua. Claro, uno que ya peina canas se dio cuenta de que todo venía porque una guía me había visto hablando con este grupo de amigos acerca del edificio, su construcción, etcétera. Señores cordobeses y españoles en general, ya pueden darse por enterados ustedes. Si no pagan a uno de estos "señores" no podrán hacer una visita guiada por un monumento declarado Patrimonio de la Humanidad. Parece ser que el hecho de pagar 8 euros cada uno no te da derecho a que un amigo te explique las cuatro cosas que sabe acerca de la historia de su tierra.