La sociedad española asiste atónita al continuo desfile de operaciones policiales y judiciales encaminadas a intentar acabar con la corrupción, con la compra-venta de favores, con el dinero fácil y la intermediación salvaje entre políticos y empresarios o entre las ayudas públicas y sus destinatarios, siempre en beneficio de unos pocos y en perjuicio de todos. Las manchas de la corrupción parecen extenderse ya sin cortapisa por toda la geografía española. El camino a seguir está claro: hay que atajar la corrupción económica y moral a la que ha sido sometida la sociedad española. Y hay que hacerlo con los únicos cauces disponibles: el sometimiento a las leyes y el ejercicio implacable de nuestro Estado de derecho en defensa del bien general. Junto a los principios, que están claros, la sociedad necesita hoy más que nunca hombres y mujeres que sean antorchas iluminadoras de la realidad. Tenemos ejemplos cercanos. Hace unos días ingresaba en la Academia Andaluza de la Historia Mari Carmen Martínez, jefa del departamento de Archivo de la Diputación, investigadora, doctora en Historia y licenciada en Ciencias Religiosas. Podemos calificarla como "mujer-antorcha", no solo por su saber sino por su quehacer, entregada apasionadamente a su profesión, desde la objetividad y el encanto: "Para mí, la historia sigue siendo Maestra de la vida. Para ello es necesario utilizar documentos reales, analizarlos, estudiarlos, compararlos con otros de otros lugares y tiempo, pero en modo alguno, sin proyectarles mi ideología, mi propia cultura o mis propias circunstancias, o calificar una época por lo que no hizo. Los documentos de archivo nos hablan de lo sucedido, no de lo que pudo suceder". Desde su orilla de mujer creyente, Mari Carmen se adentra en la Historia, ahora en la Academia Andaluza, para iluminar a una Córdoba que sigue siendo antorcha para la humanidad.

* Sacerdote y periodista