Las declaraciones eufóricas del presidente Mariano Rajoy tras conocer el jueves la Encuesta de Población Activa (EPA) se antojan algo exageradas y con ese contrapunto electoralista que mueve siempre a los políticos. Cierto que los datos invitan al optimismo, pero algo menos de lo expresado por el presidente del Gobierno si se contemplan todas las variables. Es muy positivo que la cifra de 402.400 personas que encontraron trabajo en el segundo trimestre del 2014 ha supuesto la creación neta de empleo por primera vez desde el verano del 2008, cuando la crisis sacudió la economía española. Por lo tanto, el titular que quiere leer Rajoy habla del crecimiento del empleo y la población activa --no de un año a otro y sí en el trimestre-- y del descenso del paro en 310.400 personas, también en este segundo trimestre.

Lo que ya no debería despertar tanta euforia es que el aumento ha llegado gracias al auge de los contratos temporales, de jornada reducida, y a tiempo parcial. El mercado laboral sigue, por lo tanto, bajo esa precariedad que supone hallar algún trabajo, sí, pero no poder tener perspectivas adecuadas. Otra coyuntura favorable para estos números de la EPA es la cercanía de la Semana Santa con el inicio de una temporada turística de verano que va camino de todos los récords.

La economía envía señales positivas, como certifica el FMI, pero el paro es superior (con una tasa del 24,47%) al que heredó Rajoy y aún hay más de un 1,8 millones de hogares con todos sus miembros sin trabajar.

ANDALUCIA SI CREA EMPLEO

En Andalucía el número de parados bajó en 3.100 personas en el segundo trimestre del año, hasta los 1.400.300 desempleados, el 34,74 % de la población activa, mientras con respecto al mismo trimestre del año anterior, se redujo en 46.900 personas (--3,42%). La tendencia es a la creación de empleo, con el mejor dado desde el segundo trimestre del año 2006.

En Córdoba, tal y como anticipó en un reciente informe la Universidad Loyola Andalucía, el segundo trimestre del año no ha sido bueno para el empleo, y las cifras reflejan la tradicional estacionalidad de la provincia, de manera que junio se cerró con 4.400 desempleados más que marzo, hasta sumar 123.200 desempleados. La tasa de actividad cae al 56,2%, la segunda más baja de Andalucía, y la de paro sube casi dos puntos, hasta el 33,3%. En el lado positivo la comparativa con el mismo periodo del año pasado deja 4.200 parados menos, si bien el número de ocupados sigue a la baja, lo que indica que el mercado laboral sigue perdiendo efectivos aunque se reduzca el paro. Las cifras son malas, en un entorno de precariedad laboral de los más altos de España, y exigirían medidas estructurales que se vienen demandando desde antes de la crisis y nunca han llegado.