El 24 de diciembre de 1931 Mahatma Gandhi estaba a bordo del barco que le traía de vuelta a la India, después de asistir en Londres a la Segunda Conferencia de Mesa Redonda en la que se debatía el futuro de su país, y aquella Nochebuena, un grupo de pasajeros cristianos le pidieron que diese una charla sobre lo que él pensaba sobre la Navidad. Y esto es lo que les dijo:

Gandhi empezó su charla explicando lo que Jesús significaba para él. "Cuando leí el Nuevo Testamento y el Sermón de la Montaña, empecé a entender las enseñanzas del Cristianismo, y las palabras de las Bienaventuranzas que proclamaba Jesús encontraron eco en mi corazón, y vi en ellas algo que era parte de mi ser y algo que tenía sentido en mi vida diaria. De todo lo que leí, lo que se me quedó más grabado fue la nueva ley que Jesús vino a dar al hombre: ni ojo por ojo, ni diente por diente, sino que pedía estar dispuestos a aceptar dos bofetadas cuando uno había recibido sólo una, y dar dos millas, cuando se le pedía dar sólo una. Y llegué a la conclusión de que en el Sermón de la Montaña se contenía todo el Cristianismo para aquel que quisiese seguir a Jesús. Con el Sermón de la Montaña me enamoré de Jesús, y a la luz de las enseñanzas de este Sermón de la Montaña me di cuenta de que el Cristianismo todavía está en pañales, pues, solo hay Cristianismo donde uno acepta un ilimitado amor hacia todos, sin ningún deseo de revancha".

Y luego, dirigiéndose a los ricos pasajeros europeos del barco, les dio su idea de la Navidad: "Aunque vosotros cantáis Gloria a Dios en el cielo y Paz en la tierra , no parece que haya en el mundo ni gloria a Dios y paz entre los hombres. Mientras haya una sola persona que pase hambre en el mundo, Cristo todavía no ha nacido, y hemos de seguir buscándolo. Cuando la paz se haya establecido realmente, ya no necesitaremos celebraciones, porque se reflejará en nuestras vidas, no sólo en las vidas individuales, sino en toda la sociedad. Entonces podremos decir que Cristo ha nacido. Este, para mí, es el verdadero significado de los versos que cantáis. Entonces no pensaremos en un día particular al año como la fecha del nacimiento de Cristo, sino como un acontecimiento que se repite cada día. Por tanto, cuando deseamos una Feliz Navidad sin el significado real que tiene, esto se convierte en una fórmula vacía de sentido. A menos que uno desee realmente paz para todos, uno no puede desear paz para sí mismo. Esto es tan obvio como el axioma de Euclides, pues uno no puede disfrutar de la paz, a menos que esté animado por un profundo deseo de paz para todo el mundo".

Para Gandhi, la alegría de la Navidad estaba íntimamente unida al sufrimiento de la humanidad y así, continuó diciendo a sus compañeros de viaje, "como el nacimiento milagroso de Cristo es un acontecimiento que se repite continuamente, así es también la cruz un acontecimiento siempre presente en nuestro atormentado mundo. Uno no puede pensar en el nacimiento de Cristo sin pensar en su muerte en la cruz". Y dirigiéndose directamente a un reportero norteamericano allí presente, le dijo: "Yo nunca me he podido reconciliar con la alegría de las fiestas de Navidad, estas me parecen inconsistentes con la vida y las enseñanzas de Jesús! Cómo desearía yo que América pudiese dar ejemplo dedicando esta época de Navidad a un verdadero rearme moral, insistiendo en la idea de servicio a esta humanidad por la que Jesús vivió y murió en la cruz!".

Y ya en la India, el Mahatma explicó a sus seguidores cómo le había apenado lo que vio del Cristianismo en Europa: "Yo considero el Cristianismo occidental (europeo) como una negación del Cristianismo de Cristo. Yo no puedo imaginarme a Jesús, si se encarnase ahora en Europa, aprobando este tipo de Cristianismo, pues mucho de lo que pasa por Cristianismo no es más que una negación del Sermón de la Montaña, por gente que adora a Mammon (las riquezas, el dinero)".

*Profesor