Parece ser que Córdoba es cuna de proyectos eternos sin ejecutar y paralizados, pero también de políticos cuyas lenguas se les llenan a diario de buenas palabritas y de promesas incumplidas, que pocas veces ven la luz o lo hacen de tarde en tarde, tardando años y años en terminar una obra o sin resolverla.

Lo podemos observar a diario en la vida social de nuestra capital y, por supuesto, da igual la ideología política. Ejemplos los tenemos a montones: Palacio de Congresos, Aeropuerto, parcelaciones ilegales, Pósito, etc... Recuerdo como en la etapa en que gobernaba un dirigente del Partido Popular, los señores de la oposición estaban continuamente protestando por la gestión del Partido Popular. Y yo, me pregunto: Y ahora: ¿qué están realizando estos señores en el poder?, pues la verdad sea dicha: hablando claro, yo no he notado ningún cambio en la gestión de la ciudad de unos gobernantes a otros. Todo son promesas y habladurías baratas de «vamos a hacer, vamos a hacer y vamos a hacer...», pero de hechos, nada de nada.

Seguiremos los cordobeses soñando con que algún día esta tierra tenga autoridades a la altura que se merece y despierte de una vez del letargo perenne en que habita, sobre todo, en materia laboral. H

Rafael Ayala Marín

Córdoba