Más de 20 años llevábamos viendo pasar el tren por la dehesa como las vacas, que cuando lo sienten levantan la cabeza, miran, la bajan y siguen pastando. Así hasta que llegó su hora, el día de ayer, cuando paró por primera vez en la estación de Villanueva de Córdoba--Los Pedroches y todo fue una fiesta en el anden y alrededores. Rara vez, en las estaciones AVE del país se ha celebrado tanto la llegada del tren, por ministros que hayan acudido a la inauguración; y es que solo el deseo --en Los Pedroches largamente esperado-- hace valorar su ausencia. Ahí están los aeropuertos sin aviones ni pasajeros, las autopistas madrileñas sin coches y quebradas y algunos trenes sin viajeros y apeaderos desiertos. Todo eso lo hemos vivido mientras la reivindicación de la Plataforma "Que pare el tren ya en Los Pedroches" se extendía con la fuerza de la razón y en defensa de nuestros derechos. El sueño de Daría Moreno. Una "jarota" que al volver a Villanueva, luego de años fuera del pueblo, empezó a recoger firmas reclamando lo evidente: si pasa el AVE, que pare. Y fue creciendo la marea roja con grandes concentraciones y entusiasmos, pero también con largos silencios y desengaños que hacían temer un descarrilamiento a vía muerta, mas a salvo estuvo siempre la dignidad de nuestra reivindicación y la persistencia. Los pueblos se unieron, los concejales todos, los colectivos también y ello forzó a los políticos a que nos tomaran en serio. Nada en Los Pedroches nos ha sido regalado. Ocurrió con el hospital comarcal y ahora con el AVE que, después de veintidós años atravesando estos pagos, ha comenzado a parar: por favor, déme un billete.

* Periodista