Ha llegado mayo y la asociación de vecinos de San José Obrero, del humilde escampado, antaño campo de fútbol de barrio y hoy baldío recinto para el paseo de mascotas, ha vuelto a hacer surgir el florido espacio en el que lucir su hermosa cruz de mayo. Se ofrece desde este rincón de la Fuensanta a los cordobeses unas más que agradables veladas de convivencia, que tendrán a bien ser amenizadas por artistas tan locales que la mayoría son parte de su vecindario.

Córdoba se envolvía en el mes de marzo de olor a incienso y músicas procesionales cuando el equipo de voluntarios de San José Obrero, aperos de obra en mano, comenzaba el preciosista juego de prestidigitación que ha culminado, con la cruz de claveles rojos clavada, esta vez, en el centro de un rústico, pero hermoso, ultrero patio de vecinos, que nos hace viajar a la primera mitad del siglo pasado.

Los rincones costumbristas abundan por doquier: el servicio comunitario de agujero y papel de periódico. la pileta con tabla de lavar; la cocina también comunitaria con fogones y plancha de carbón, balanza de pesas, lebrillos, ristras de ajos, sifón, molinillo de café... A la habitación del abuelo se accede levantando la cortina de saco; mascota y bastón colgado del perchero al pie de la cama cuyo cabecero preside un Jesús de latón. No falta la jarra y palangana para el aseo, la mesilla antigua, la radio de botones y los recuerdos de la mili. Como adorno una foto de Manolete sacada de una revista de toros de la época. La habitación está flanqueada por una antigua máquina de coser Singer y una mesita en la que se rinde homenaje a nuestro ilustre conciudadano, descendiente de cordobeses, D. Miguel de Cervantes. El pozo y la fuente acercan este patio al patio romano. La hiedra sirve de tapiz a la balconada y las paredes donde cuelgan infinidad de macetas de geranios, claveles, clavellinas, margaritas o petunias. Y para salir del recinto, un frontón de arcos de medio punto rojiblancos es el marco en el que un lema expresa el comunitario deseo de que Medina Azahara sea para siempre Patrimonio de la Humanidad. Y aunque el extraordinario esfuerzo, en ocasiones mina el ánimo de tan generosos voluntarios a la hora de plantearse nuevas ediciones de esta, nuestra Cruz de Mayo, sirva nuestra admiración y más sincera gratitud para estimularles a no dejar este pequeño rincón de nuestra ciudad, sin tan tradicional acontecimiento. Una vez más Mayo, en la Fuensanta y en nuestra hermosa Córdoba, se presenta adornado de una explosión de belleza y flores para compartir.

Pedro Moreno Corpas

Alcolea (Córdoba)