Por desgracia, son típicas en nuestra tierra las obras interminables. Para que se termine un proyecto, tenemos que rogarle al cielo multitud de veces, gracias a estas administraciones y políticos tan «ágiles, eficaces y competentes» que «disfrutamos». Pero además, las incomodidades y trastornos que producen las tardanzas de dichos planes en los vecinos y en lo estético se hacen muy presentes en estos casos. Ocurre con la Biblioteca de los Patos, con el Convento de Regina, con las nuevas comisarías, con el Cine Andalucía, con la nueva sede de la UCO en la casa Doña Jacinta. Etc, etc, etc... Hasta hacer realidad un proyecto se tarda años e incluso, décadas. ¡Por favor: ¿qué pasa en Córdoba?

Otro caso similar son los andamios perennes colocados en la antigua Iglesia de Los Mártires, situada en las antiguas Lonjas, enfrente del hotel Averroes y al lado de la Oficina de Empleo. ¿Cuánto tiempo llevan puestas estas plataformas? ¡Por favor, señores! Un poco de agilidad. No se puede poblar de andamios una ciudad constante e interminablemente, por lucidez y ligereza.