No recuerdo si conozco a alguien nacido en Sidi Ifni, capital del antiguo territorio español, ahora Marruecos, de ahí que imaginase al verlo llegar que su apariencia tan marcial, tan seria, fuera debida a eso. El coronel Lázaro Sáenz tiene tradición militar por la rama paterna, y se le nota desde lejos como a un torero en los andares; una infancia curtida en el norte del Sáhara Occidental y muchos cuarteles a la espalda desde pequeño como para entender de otro modo la vida. El próximo jefe de la misión en Líbano de la Brigada cordobesa es afable y habla orgulloso de sus dos hijos, universitarios en Sevilla, y de la ilusión que le hace volver a la que fue su casa hace un año, antes de cambiar de destino, para preparar el quinto viaje de la Guzmán el Bueno X a Oriente Medio. Mañana será la despedida.

-Imagino que volver a Córdoba para estar al mando de la misión Libre Hidalgo XXVI es de lo más ilusionante.

-Pues sí, asumir el mando de esta Brigada representando a España fuera de nuestras fronteras y además contando con un personal de un gran nivel profesional como es el de la Brigada X es para mí un honor, como lo es también llevar el nombre de Córdoba a tierras libanesas. Esta Brigada es parte integral de la sociedad cordobesa, donde nos sentimos totalmente aceptados e integrados en esta acogedora ciudad. Ser la quinta vez aporta una gran experiencia a este contingente y quisiera señalar que casi el 64% del personal ya ha estado de alguna forma en alguna misión fuera de nuestras fronteras y casi el 50, el 48%, ya ha estado en el Líbano, con lo cual podemos comprender que es un plus beneficioso, una garantía para el desarrollo de la misión y de las tareas del personal del contingente.

-¿Cómo se ha encontrado a la Brigada en medio de tantos cambios?

-Tenemos que tener en cuenta que el Ejército está ahora en un periodo de cambios con la finalidad de adaptarse a la situación actual y en las circunstancias tanto nacionales como internacionales que nos rodean. La finalidad es optimizar las capacidades operativas y conseguir que tengan unas unidades con polivalencia y con una organización adaptable y flexible. En cuanto a capacidades, quisiera aprovechar para agradecer a la Brigada Guzmán el Bueno y a su general Ruiz Olmos el apoyo que se ha recibido para la formación del contingente con todos los medios y capacidades --unos 450 cordobeses; 6,5% mujeres-- y por la acogida que el personal que no es de la brigada --brasileños y serbios; los salvadoreños ya están en la base de Marjayún-- que forma parte del contingente ha podido recibir estos días.

-Precisamente, usted sustituye en esta misión al general Ruiz Olmos, que ha sido su jefe varios años, y que el próximo año cambiará de situación y se verá obligado a dejar la unidad cordobesa. Dado que usted cumple con los requisitos, ¿le haría ilusión mandar la Brigada Guzmán el Bueno X?

-La designación como jefe de la Brigada Libre Hidalgo ya es un privilegio, satisfacción y una enorme ilusión para mí, teniendo en cuenta además que Córdoba es la unidad generadora. Mandar esta unidad con este personal de altísimo nivel es un gran reto que afronto con todo mi empeño y dedicación. Lo que el mando decida después, sea lo que sea, será también motivo de orgullo porque podré servir a las Fuerzas Armadas y al Ejército de Tierra en el puesto que el mando considere más idóneo. Si este puesto tuviera relación con Córdoba y con esta Brigada, pues no puedo decir más que sería algo más que ilusionante.

-¿Qué ha sido lo que más ha echado de menos de Córdoba estos meses?

-De mi periodo en Córdoba me ha llenado todo, tanto en lo profesional como en lo personal. Mi familia se integró perfectamente en esta sociedad cordobesa que tiene unas características a valorar que son el calor y el cariño de la gente, lo que ha hecho que fácilmente se haya integrado y acogido en esta ciudad. Pero, sobre todo, la tranquilidad y la cordialidad que transmite, sus paseos, sus jardines y su entorno histórico. Estuvimos más de cinco años entrañables.