La cueva de los Muertos se encuentra en la parte superior de Sierra Alcaide y posee dos entradas separadas entre sí 15 metros: una de tendencia circular, de 1,5 metros, y otra más pequeña de 0,45 metros de diámetro. Interiormente es una diaclasa con un recorrido de 237 metros y un desnivel de -33 metros. Dentro de la cavidad aparecen numerosos restos arqueológicos, fundamentalmente en la parte superior: cerámicas a mano con diversos tipos decorativos, industria lítica en sílex y piedra pulimentada, evidenciando una ocupación durante el período Neolítico. Su nombre le viene dado por el hallazgo en 1986 de un enterramiento colectivo al que acompañaba un ajuar consistente en un cuenco de cerámica no decorada y un punzón de hueso obtenido a partir de un metápodo de ovicaprino. Finalmente, la cueva de los Arrastraos se ubica en la ladera occidental del Peñón del Nervo, a 1,5 kilómetros de la Cueva del Muerto y 1,8 kilómetros de la sima-refugio del Vaso. Fue descubierta el 11 de febrero de 1990 por miembros del Grupo de Exploraciones Subterráneas de Priego (GESP) en el transcurso de diversas exploraciones desarrolladas en esos días en Sierra Alcaide. Su entrada, sellada por una roca, fue desobstruida, observando en ese momento la presencia de restos arqueológicos en superficie, fundamentalmente restos humanos y fragmentos cerámicos. Se desarrolla en una diaclasa, con una orientación norte- sur, presentando en su interior, debido a la acumulación de bloques endógenos y rellenos sedimentarios, una variada morfología, con zonas amplias a modo de salas, áreas estrechas (pasillos y galerías) y pasos muy angostos.