A finales de la década de los años veinte, más concretamente en 1927, el abuelo de los actuales propietarios del conocido comercio cordobés inauguró unos almacenes de loza y cristalería que se fueron expandiendo hasta convertirse en una institución en la capital. Desde aquí, los hijos de Enrique Fuentes Guerra continuaron con el negocio dándole distintos enfoques tras la llegada al centro de las grandes superficies a principios de los años 80.

Ahora, son los nietos del empresario los que se encargan del negocio familiar al que tanto cariño tienen los cordobeses. La tienda fue durante décadas un referente musical de la ciudad gracias a las ventas de discos de vinilo y de las posteriores casettes. Así, el comercio se convirtió en uno de los primeros en facilitar el alquiler de películas acercando el cine, como ya había hecho con la música, a los hogares de todos sus clientes.

De esta forma, las dimensiones del establecimiento, que en un principio sirvió como almacén, son demasiado grandes para el uso actual, por lo que los hermanos Fuentes Guerra, si deciden continuar con el negocio, quieren buscar un sitio más pequeño. Por eso los propietarios liquidan durante estos días todos sus productos permitiendo así a todos los cordobeses llevarse un último recuerdo del particular comercio antes de su cierre definitivo a finales del próximo mes de septiembre.